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Maite SOROA | msoroa@gara.net

La solución de Espe

No es preciso acudir a las grandes obras de la literatura. Algunos artículos de prensa son suficientemente reparadores de un estado anímico delicado. O eso creen sus autoras (y autores).

Ayer «Abc» ofrecía uno de ellos de la mano de Esperanza Aguirre. Muy adecuado para este tiempo de crisis, empezando por el título: «El orgullo de ser españoles». Decía que la crisis económica, «que dura ya cinco años, la crisis de alguna de nuestras instituciones y la corrupción, todas juntas, están haciendo que muchos españoles caigan en el pesimismo, en el desánimo o en la depresión paralizante». Bueno, pues no tienen que preocuparse porque Espe tiene la solución. Ella, que tan justa anda para llegar a fin de mes, es el mejor ejemplo de cómo afrontar los problemas. Decía que vuelven a oírse frases como «todos los políticos son unos chorizos», «los españoles no tenemos remedio», «somos un desastre». Y esa actitud negativa, aseguraba, «va a ser, sin duda, el peor enemigo para superar las actuales dificultades. Y combatirla es tarea de todos». Seguro que algún parado que ha dejado de cobrar su prestación ha leído emocionado esas líneas. Y se habrá emocionado más al leer las que siguen: «Para combatir ese pesimismo, en el que a veces nos regodeamos los españoles, lo mejor es fijarnos en las muchas cosas que hemos hecho bien a lo largo de la Historia y en las que muchos compatriotas nuestros siguen haciendo bien hoy en día».

Y concretaba: «Durante siglos a los niños españoles se les educaba contándoles la hazañas y los logros de los personajes históricos má significativos. Nombres como Viriato, Don Pelayo, El Cid, Guzmán el Bueno, el Gran Capitán, Hernán Cortés o Agustina de Aragón, y las gestas que protagonizaron eran completamente familiares para cualquier español, aunque no hubiera estado ni siquiera escolarizado», lo que no es principal preocupación de esa señora, lo mismo que la sanidad pública. Pero lo primero es lo primero, pues «En los últimos tiempos, a pesar de contar ya con una escolarización universal, en España han desaparecido de nuestras aulas el estudio y el reconocimiento de los grandes hombres y mujeres de nuestro pasado. Y hoy sus ejemplos podrían aportar la energía y el optimismo necesarios para afrontar los actuales problemas.» Así que ya sabe quien tras una cena más que frugal no puede conciliar el sueño, recuerde que Viriato solo cenaba dos días a la semana y bien majo que estaba. ¡Anda ya!

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