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Diez años del cierre de «Egunkaria»

La guerra por nuestros medios

Los cierres de "Egunkaria" y "Egin" tienen un denominador común: la voluntad política del Estado español de sabotear los mecanismos que los vascos hemos creado para el desarrollo de nuestra nación en libertad, cercenando para ello todo tipo de derechos

Iñaki SOTO Director de GARA

Parafraseando a Karl von Clausewitz, Joseba Sarrionandia dice que la prensa es la continuación de la guerra por otros medios. Pienso que se trata de una ironía, aunque si se repasa lo que sobre Euskal Herria se escribe en Madrid, cabe deducir que, en realidad, para ellos el periodismo es la continuación de la guerra, así, a secas. Hasta tal punto que los medios vascos han sido objetivo político-militar, tal y como demuestran el cierre violento e ilegal de numerosos medios, especialmente «Egin» y «Egunkaria». Hoy se cumplen diez años del cierre del último y el primero llegará a los quince años en breve. Si en el caso del periódico en euskara cabe decir que durante el juicio no se hizo justicia pero no se ahondó en la injusticia, la permanencia en prisión hoy en día de Javier Salutregi y Teresa Toda, junto a los consejeros de Orain, es un símbolo de esa guerra contra la libertad de expresión y la libertad de prensa.

Me gustaría no haber tenido que sacar el tema, no hacer de Pepito Grillo y poder hablar solo del cierre de «Egunkaria», pero para eso ya está otra gente, otros medios, otros guerreros. Para esto, una vez más, solo quedamos «Berria» y nosotros. Pero como además esos guerreros son expertos en leer lo no escrito como método para ocultar el negro sobre blanco, recordaré también que desgraciadamente en este conflicto varios periodistas han muerto o padecido atentados y persecución. Esos otros guerreros pensarán que solo hablo de ellos, y lo considerarán insuficiente, sin tener en consideración que lo realmente insuficiente es que ellos desconozcan y/o no reconozcan a otros afectados.

Todos los casos son distintos, cierto, pero los dos mencionados tienen un denominador común: la voluntad política del Estado español de sabotear los mecanismos que los vascos hemos creado para el desarrollo de nuestra nación en libertad, cercenando para ello todo tipo de derechos. Y en esto el caso de «Egunkaria» tiene particularidades que conviene destacar. Ante todo, la situación del euskara y la función de aquel medio en ese terreno. El euskara necesita, los euskaldunes necesitamos, prensa escrita en nuestra lengua, cuya situación sociolingüística deviene de una larga guerra convencional, una de esas en las que se captura, se tortura y encarcela al adversario, se bombardean sus puentes, se sitia sus lugares de abastecimiento. Todo eso es lo que, de manera harto convencional, trataron de hacer al arrasar con «Egunkaria». No lo lograron, gracias a la aportación y la solidaridad de miles de personas. «Berria», como GARA, es una de esas milagrosas historias posbélicas, una hazaña que da señas de la voluntad de supervivencia de un pueblo, el pueblo del euskara. Esta es, y será, nuestra única guerra. Estos son nuestros medios, y merece la pena luchar a diario por ellos.

 
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