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Raimundo Fitero

Nombrar

 

Decir tu nombre o nombrar a alguien para un cargo. Mikel Agirre será con seguridad el nuevo director de EiTB tras un pacto de largo alcance para repartirse poltronas entre el PNV y el PSE. Nombramientos a granel. Laura Mintegi muestra su sorpresa por la actitud. Esta es la política real de estos dos partidos que existen para repartirse el poder. No les importa nada más que el control de los lugares de influencia y de ejercicio económico. Después vienen los palmeros a vestir al santo. Primero lo ponen en la peana, de mutuo acuerdo. Es decir, tú me tapas aquí, yo te tapo allá.

Los planes de Urkullu no van más allá de colocar en los puntos estratégicos del entramado institucional a los suyos, y el modelo de radio y televisión pública vasca se la repampinfla. Lo importante es que salga mucho Urkullu, un poco López, menos, Basagoiti, pero más que Mintegi. Ese es su plan. No hay más. Este ha sido siempre su plan. No ha habido nunca nada más. La política patrimonialista, cuyo objetivo es la cuenta de resultados. Y si hubiese pactado con Bildu le hubieran preguntado como hace unos años, ¿cuáles son vuestras productoras de televisión? ¿Qué se hubiera respondido? Pues eso.

Los nombramientos y la fuerza de la masa social. Ha sucedido en un equipo de fútbol gallego, el Celta de Vigo, donde despiden a un entrenador dada su mala situación deportiva, contratan a otro que viene con un segundo llamado Salva Ballesta, y la afición se planta y dice que no. Y se están a punto de abortar toda la operación. El motivo: el tal Salva Ballesta es un facha. Tal cual, no valen medias tintas, era un forofo confeso de Tejero, el guardia civil golpista, y lo manifestaba. Las televisiones de la caverna la otra noche lo pasearon, se presentaba como un gran ofendido, como si el fútbol fuera apolítico. La frase de Ballesta es: «me echan por ser muy español». Un ridículo más. Los fachas arropando al facha, en nombre de lo que los fachas más odian: la libertad de expresión. Porque los mismo que clamaban al cielo por esta supuesta censura se retorcían los colmillos vejando, insultando, descalificando a los que intervinieron en la Gala de los Goya con alguna actitud crítica.