La mala suerte aparece cuando menos hace falta. Así le sucedió ayer al Eibar, que lo hizo todo para poner fin a su mala racha y, en lugar de recompensa, encontró castigo.

Los armeros fueron superiores al Teruel, sobre todo en la segunda parte, y dispusieron de suficientes ocasiones para sentenciar -incluyendo un balón a la madera- pero un penalti discutible en el descuento les dejó más cerca del quinto puesto.