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Raimundo Fitero

Imitación

Los buenos resultados que ha cosechado «Boardwalk Empire» ha posibilitado que Martin Scorsese haya decidido continuar con su idilio con la pequeña pantalla con un nuevo proyecto: una prolongación catódica de su largometraje «Gangs of New York».


La alteración de las programaciones televisivas en estos días vacacionales nos sitúan siempre en momentos cruciales del ocio pasivo en los que debemos dejarnos llevar por el instinto o por la reacción. Gastar muchas pilas del mando a distancia para dar vueltas y vueltas a nuestra TDT y comprobar que no hay casi ninguna alternativa suficientemente atractiva. Los canales que se mantienen fieles a su parrilla pueden proporcionar escalas de tránsito, pero se huye de los actos religiosos, procesionales, performativos de violentos contenidos aderezados con músicas tétricas y militares con una vehemencia que deberíamos guardar para mejor ocasiones.

Yo recaí durante algunos ratos del viernes de dolor en un torneo internacional de fútbol de benjamines, jugadores nacidos como muy atrás en 2003, que se celebraba en una localidad de Castilla y León llamada Íscar, que retransmitía Marca TV, uno de esos canales que parece que van a desaparecer en breve debido a que no logran una viabilidad económica suficiente, pese a ser una de esas apuestas que cualquiera diría que debe funcionar, por tratarse de un canal dedicado casi exclusivamente al fútbol y que su hermano mayor, o menor, el periódico del mismo nombre es el de mayor difusión y lectura en todo el Estado español. Pero bueno a lo que íbamos. Todo era una imitación.

Y me explicaré, un campeonato de niños, con siete por equipo, obviamente es muy parecido que uno de mayores con once. Lo que era más lamentable era la imitación en el lenguaje de los comentaristas, que intentaban darle la enjundia que tiene un partido donde hay movimientos económicos grandilocuentes de por medio. Y la imitación llegaba, sobre todo, en la manera de manifestarse los niños, tanto en su expresión corporal no verbal al marcar un gol, por ejemplo, como cuando una amable y simpática reportera les ponía la alcachofa y les preguntaba chorradas y obviedades. Todo era igual de plano, igual de prescindible. Hubo una excepción, los campeones fueron los del FC Barcelona, y sus responsables no dejaban entrevistar a los niños, solamente al entrenador. ¿Una medida acertada, protectora o exagerada? Sigo pensando en ello.

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