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Antártida | Expedición

La arista noreste del Ulvetanna recibe su primera ascensión

Los escaladores Leo Houlding, Jason Pickles, Chris Rabone, Sean Leary y Daves Reeves y el cineasta Alastair Lee escalan dicha arista de 1.750 metros de recorrido y dificultades de E6, 6b, 5.12 y A2. En total escalaron 35 largos y pasaron 10 jornadas en la pared.

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Andoni ARABAOLAZA

Desde que el escalador Leo Houlding y el cineasta Alastair Lee decidieron compartir ideas y proyectos, ambos han obtenido sobresalientes resultados. Claro está, cada uno en su especialidad. El primero por las vías que ha escalado y el segundo por el reconocimiento de sus filmaciones.

Sin ir muy lejos en el tiempo, concretamente el año pasado, Houlding y Alastair recibían una gran recompensa. Junto a Sean Leary y Jason Pickles abrían «The Yopo Wall» (4000 m, E6, 6b, A1) en el venezolano Cerro Autana. Eso en el plano deportivo; en el artístico, en cambio, la película que Lee montó obtuvo grandes resultados en festivales internacionales de cine de montaña. Ahora, en cambio, nos mantendremos a la espera de la cinta sobre este último periplo en la Antártida.

Mientras tanto, nos centraremos en lo que ha dado de sí esta actividad. Como adelantábamos se ha centrado en el antártico pico llamado Ulvetanna que ya había sido anteriormente objetivo de especialistas de renombre. De hecho, durante el verano austral 2008-2009, Stephan Siegrist y los hermanos Alex y Thomas Huber estuvieron abriendo nuevos itinerarios en ese pico. Una montaña de 2.931 metros de altura y situada apenas a 72º por debajo de la llamada Tierra de la Reina Maud. Como se observa en las imágenes, la torre o paredes se elevan 1.300 metros desde el mismo hielo. Se trata del monte más alto de la cordillera Fenriskjeften y su nombre en noruego significa «colmillo de lobo».

Pues bien, Loulding y Lee, junto a Leary, Pickles, David Reeves y Chris Rabone se hacían a finales de enero con la primera escalada de la arista noreste del Ulvetanna. Una larguísima cresta de 1.750 metros de recorrido, escalada en estilo expedición y con dificultades de E6, 6b, 5.12 y A2.

Como puede bien imaginar el lector, no son muchos (diríamos poquísimos) los que se aventuran a escalar en dicho territorio antártico. Salieron de Suráfrica el 21 de diciembre con dos toneladas de equipo. Al día siguiente, esta vez en un vuelo mucho más corto, el avión les dejó en pleno campo base; a unos 5 kilómetros de distancia de la pared. Aprovechando las 24 horas de luz, cavaron durante 12 horas hasta acondicionar lo que iba a ser su «casa» para el mes de expedición que tenían por delante.

Mientras que Lee se dedicaba a la filmación, Houlding, el líder del equipo, preparaba toda la logística. Como era de esperar, el reto era muy atrayente: «Desde que escuché hablar por primera vez acerca de este pico sobrenatural más de una década atrás, había soñado en reunir la habilidad, fuerza y apoyo necesarios para alcanzar esta montaña tan esquiva. El Ulvetanna representa un desafío formidable. Así, durante un año he desarrollado, testado y perfeccionado el mejor equipamiento requerido para esta aventura tan extrema. Y, finalmente, tras un duro trabajo escalamos la arista noreste. Enorme, brutal y escalofriante. Hicimos cima con una sensación términa de -35º».

10 días

Tras celebrar las Navidades y el Año Nuevo en el campo base, el equipo se ponía en marcha siempre con la constante amenaza del mal tiempo y con la extrema temperatura polar. Había que transportar todo el equipo (1.500 kilos) hasta la base de la montaña. Fueron cinco duros días.

El primer problema fue escalar el primer gendarme: «Subimos al punto más alto con la intención del llegar al collado y montar un campamento. Esperábamos una buena repisa, pero no fue así. Eso sí, era uno de los lugares más increíbles que hemos estado, pero no era un lugar para pasar mucho tiempo».

Después les costó mucho tiempo y buenas dosis de escalada técnica para poder pillar la cresta. A pesar de que fijaron cuerda, luego la quitaron; y es que tanto Leary como Houlding tenían intención de hace salto Base. Para el 14 de enero ya finalizaron todos los trabajos de acarreo de material, y se encontraban en la base del muro somital. Por suerte, habían montado otro campamento en una repisa suficientemente grande y segura como para quitarse el arnés y con espacio para cocinar. Además, las dos hamacas que establecieron estaban bien protegidas por arriba gracias a un techo y también del viento sureste.

«Solo» les quedaba por escalar el último muro de unos 400 metros: «A pesar de que habíamos barajado dos opciones mientras estudiamos la pared, una vez allí la línea era inconfundible. Una corta losa blanca nos hizo poner a mano un par de parabolts. Luego escalamos un sistema perfecto de diedros y fisuras de unos 200 metros hasta llegar a un gran techo».

En ese punto, el tiempo cambió, y durante los siguientes tres días sufrieron los envites de las frías temperaturas y la nieve. Pero, según comenta Houlding, ninguno tenía intención de bajarse y siguieron con la escalada, hasta finalmente hicieron cumbre soportando una sensación térmica de hasta -35º.

Así finalizaba la escalada de este equipo, una ruta, la cuarta, del Ulvetanna: «Ha sido la aventura más exigente en el lugar más salvaje posible. Necesitamos otros 3 días para el descenso. Un mes en el hielo, una semana en pared y lo hemos conseguido. Además del éxito, todos a salvo».

cuarta

El equipo liderado por el británico Leo Houlding firmaba la primera de la arista noreste del Ulvetanna, y se convierte en la cuarta línea de la montaña.

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