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Los leones han jugado allí nueve veces y nunca han ganado

Para campo maldito, el de El Plantío

Iribar se rompió un pulgar en Burgos en 1971 y recibió cinco goles en 1972; el último partido del Athletic allí fue hace veinte años.

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SEVILLA-ATHLETIC

Joseba VIVANCO

De que el Sánchez Pizjuán es un campo maldito para el Athletic da fe la estadística: hasta la temporada pasada, en que los de Bielsa firmaron un memorable partido y se llevaron el triunfo a orillas del Nervión, los leones no ganaban en casa del Sevilla desde la 1993-94. Un estadio de los que a un equipo se le atragantan sin saber el porqué. Pero hay dos campos en donde los rojiblancos han disputado un buen número de encuentros y nunca han conseguido la victoria. Uno no es difícil de adivinar, el Coliseo Alfonso Pérez de Getafe, donde han jugado en 9 ocasiones y ni un triunfo se han traído al Botxo; el otro, donde el Athletic no pisa desde hace nada menos que veinte años -en concreto, desde el 17 de abril de 1993-, es El Plantío de Burgos.

El campo burgalés se inauguró en setiembre de 1964 -ante el Indautxu- y desde entonces los bilbainos lo han visitado en nueve ocasiones, con el triste bagaje de cinco derrotas y cuatro empates. La primera vez que rindieron visita a El Plantío fue en diciembre de 1971, saliendo derrotado por un solitario gol un once compuesto por Iribar, Sáez, Etxeberria, Aranguren, Igartua, Larrauri, Ortuondo, Villar, Arieta II, Fidel Uriarte y Rojo I. El estreno de los vizcainos rompió la taquilla, que se elevó a los tres millones de pesetas de recaudación. El recién ascendido Burgos recibía a todo un equipazo que, es verdad, no venía confiado, ni mucho menos, y que finalmente confirmó esa precaución no solo con la derrota, sino con la lesión del Chopo.

Pedro Olalde, un grandote azkoitiarra del equipo castellano, le fracturó un dedo pulgar de un chupinazo al portero rojiblanco, y en el minuto 62 le tuvo que sustituir Marro, al que Astorga -de fuerte disparo- consiguió batir a dos minutos del final. Otra anécdota del partido la dejó el derrumbe de un muro de detrás de una de las porterías, que se saldó con unos cuantos aficionados heridos y varios coches destrozados, entre ellos, el del torero Antonio Ordóñez.

Pero para batacazo el que se dio el Athletic la temporada siguiente, en un choque que ningún aficionado burgalés olvidará, porque el Burgos le endosó nada menos que una manita al mismísimo Iribar. Así es, un colista Burgos recibía a los leones la nevada Nochevieja de 1972. Aquel día jugaron Iribar, Sáez, Astrain, Aranguren (Zubiaga), Gisasola, Rojo II, Lasa, Villar (Arieta II), Viteri, Uriarte y Rojo, entrenados por Milorad Pavic.

Iribar era por entonces toda una estrella del panorama futbolístico europeo, los brazos más largos bajo una portería, así que no es de extrañar que aquel día sea recordado por la afición burgalesa como un hito en la historia del club. Angelín, con tres goles, Pocholo y Quirós dieron buena cuenta del Athletic, donde Agustín Gisasola anotó el tanto del honor. Aquel año el Burgos descendió.

Desde entonces, siete partidos más en el Plantío sin conocer la victoria, seguramente uno de los pocos campos en los que el gran Iribar jugó y nunca ganó, seis partidos y ni un triunfo. La última vez que los bilbainos rindieron visita al estadio burgalés fue en la temporada 1992-93, con Jupp Heynckes en el baquillo. El alemán alineó a Valencia, Galdames, Andrinua, Alkorta, Larrazabal, Lakabeg, Carlos García, Garitano, Guerrero, Mendiguren y Ziganda. Los noventa minutos acabaron con empate a un gol en el marcador, obra de Eskurza para los vascos. En el once del Burgos jugaban aquel día dos exrojiblancos como Loren y Joseba Agirre.

Aduriz se entrena y saldrá en el once inicial

Aritz Aduriz completó la sesión de entrenamiento de ayer en Lezama sin problemas y todo indica que formará en el once inicial de esta noche en Sevilla, con lo que Bielsa contará con él e Ibai Gómez. El navarro Borja Ekiza subrayó que no pueden «relajarse» a pesar de la ventaja respecto a la zona de descenso porque «cada partido es una final». El central reconoció que deben mejorar la salida del balón y evitar las pérdidas del mismo ante unos rivales tan rápidos como los sevillistas. «Ganar a un rival como el Sevilla en su campo nos daría ánimos para afrontar los siguientes partidos con garantías en el aspecto mental», resaltó. Por su parte, el técnico de los de Nervión, Unai Emery, confesó que es «el partido más difícil» que tendrá como local desde que se hizo cargo del equipo a mitad de campaña. «Es un equipo con automatismos muy definidos, con un altísimo nivel de intensidad, muy físico, que tiene menos puntos de los que merece porque es el mismo del año pasado, aunque con menos acierto», dijo sobre el Athletic. J.V.

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