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Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Cannes 66: se quiebra la frontera entre la realidad y la ficción

Los ladrones se llevaron 770.000 euros después de desempotrar la caja fuerte con las joyas en su interior. Podía haber sido mucho peor si los cacos se hubiesen llevado la Palma de Oro.

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La avenida de la La Croisette es el reflejo, deforme si se quiere, de lo que Cannes representa. Chihuahuas y escorts conviven con todo tipo de profesionales del día y de la noche. Con mi acreditación azul, hay clases hasta para entrar a trabajar a las ruedas de prensa y a las proyecciones, me dispongo a ser engullida por la burbuja festivalera más poderosa del mundo del cine. Por aquí ya ha desfilado François Ozon con «Jeune et jolie», un cineasta que se llevo la concha de oro de Zinemaldia el año pasado por la «La casa» y que lleva años reivindicando su particular talento en la industria cinematográfica europea. Desde el otro lado del mundo llegaba el realizador chino Jia Zhangke convertido en el nuevo embajador del cine de su país con «A touch of sing» o Asghar Farhadi con «El pasado» que escogía a Bérénice Bejo («The artist») como protagonista de su última película. Hirokazu Kore-Eda tenía también su hueco con «Soshite chichi ni Naru» y como no; los hermanos Coen. Ethan y Joel tras «Valor de ley» presentan en competición la «comedia» «Inside Llewyn Davis». Sucesos oscuros e hilarantes y vidas cruzadas son las bases de esta nueva apuesta «seudomusical» de los autores de «Fargo».

Aunque, a decir verdad, nada hay tan hilarante como los robos de película que parecen haber sido patrocinados de la agencia de publicidad y comunicación del festival. Chopard bien podría haber financiado su propio robo como si de una maravillosa campaña de publicidad se tratara. Un robo de película puede ser una de las mejores llamadas de atención que podría hacerse sobre la marca de joyas durante el evento cinematográfico de mayor relevancia en Europa. Los ladrones se llevaron 770.000 euros después de desempotrar la caja fuerte con las joyas en su interior. Todo sucedía a escasos 15 minutos del Palais de los festivales, en el hotel Novotel, y la realidad continuaba superando a la ficción.

Claro que podría haber sido mucho peor si los cacos hubiesen decidido sustraer la Palma de Oro. Y en previsión de los rumores que pudieran surgir en torno a este posible peligro, el festival comunicaba que el galardón se encuentra a buen recaudo (118 gramos de oro valorados en 20.000 euros). Además de atracos de película y tiroteos en platós de televisión asistíamos atónitos a declaraciones como las del empresario libanés Elie Nahas que, despechado, desvelaba estos días algunos de los secretos a voces de la trastienda del festival. Condenado por un tribunal francés a ocho años de prisión por proxeneta, Nahas relataba a los cuatro vientos sus vivencias como «chulo de lujo» dejando claro que «la prostitución en Cannes mueve más dinero que la venta de películas».

Sea como fuere y a una semana de que se decida en quien recaen los 118 gramos de oro nos quedan por ver algunos de los títulos más sugerentes de esta edición: «Blind detective» del gran Johnnie To o  «Wara no tate» de Takashi Miike basada en la primera novela del autor del manga Kazuhiro Kiuchi. Una historia que le posibilita lucirse mediante ese tratamiento tan singular de la violencia que imprime a sus trabajos el autor nipón. Pero entre todas las películas a competición aguardamos con ansia la última obra de Jim Jarmusch «Only lovers left alive» (se pasará en el ocaso del festival) en la que veremos a Tilda Swinton junto a Tom Hiddleston, Mia Wasikowska o John Hurt. Jarmusch apuesta esta vez por un drama romántico que narra la historia de dos vampiros enamorados más allá de los tiempos. Promete.

 
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