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Peio Gascon | Director de Ordenación del Territorio de la Diputación Foral de Gipuzkoa

Etorlur tiene futuro

Compras de terrenos sin tasación y operaciones inmobliliarias sin financiación. Dinero que sale de las arcas de una sociedad pública para terminar en manos privadas. Pérdidas cuantiosas para los ciudadanos y ciudadanas. Esas son las bases de un fracasado modelo

Etorlur debe tener futuro. Y lo va a tener. Porque es inadmisible que un modelo de gestión que ha utilizado el dinero público para especular y que ha generado un flujo considerable desde las arcas públicas a manos privadas condicione el futuro de la sociedad. Y porque, como este gobierno foral ha demostrado en Bidegi, en la gestión de las carreteras o en la lucha contra el fraude fiscal, el dinero público se puede -y se debe- administrar con rigor y en defensa de los intereses de toda la ciudadanía.

Etorlur es una sociedad pública de la Diputación Foral de Gipuzkoa, constituida en 2004, dependiente de la Dirección de Ordenación del Territorio y dedicada a la gestión del suelo. Diversas operaciones inmobiliarias realizadas en anteriores legislaturas han puesto a la sociedad a las puertas de la disolución. En este momento, la Dirección de Ordenación del Territorio está reformulando sus cuentas con el propósito de conocer la situación financiera real de Etorlur, pero las perdidas rondan los 20 millones de euros. En una sola operación, realizada en 2006 en La Florida, en Hernani, la sociedad foral ha perdido cerca de 16 millones de euros en la compra de unos terrenos que no fueron tasados y que estaban totalmente sobrevalorados, tal y como tasaciones realizadas en esta legislatura han demostrado.

Dichos terrenos iban a ser destinados a una promoción inmobiliaria que, según el Tribunal Vasco de Cuentas, no contaba con la financiación nece- saria. En la actualidad el solar se encuentra vacío.

Compras de terrenos sin tasación y operaciones inmobiliarias sin financiación. Dinero que sale de las arcas de una sociedad pública para terminar en manos privadas. Pérdidas cuantiosas para los ciudadanos y las ciudadanas. Esas son las bases de un fracasado modelo en el que lo público se subordina a intereses particulares y que ha dejado -también en Euskal Herria- solares vacíos o a medio construir, vías de alta velocidad que salen de ninguna parte para llegar a ningún sitio, y deudas millonarias que las futuras generaciones tendrán que asumir. Y, por supuesto, recortes sociales... Porque -dicen- «en la caja no hay dinero». No nos engañemos: sí hay dinero (para hacer el TAV, por ejemplo). Y el dinero que falta no es que se haya volatilizado: simplemente, ha cambiado de manos; antes era público (de la ciudadanía) y ahora es privado (de unos pocos ciudadanos).

Repito: es un modelo fracasado, que contra toda lógica y de manera irresponsable, algunos representantes políticos desean mantener vivo (el PNV de Gipuzkoa todavía apuesta por el puerto exterior de Pasaia, sin ir más lejos). Y ese es el modelo que ha puesto al borde de la ruina a una sociedad de todos los guipuzcoanos y todas las guipuzcoanas como es Etorlur: las decisiones tomadas, sobre todo en la legislatura 2003-2007 y la incapacidad de gestionarlas en la siguiente (2007-2011) han provocado una situación límite.

Pero Etorlur debe tener futuro. Y lo va a tener. Lo más sencillo sería disolver la sociedad, pasar la patata caliente de los terrenos de su propiedad a la Diputación, y que esta última atrasara cualquier tipo de decisión sobre La Florida hasta que, en futuras generaciones, nadie fuera capaz de relacionar el destartalado solar con la administración pública. Pero la gestión de un representante político jamás puede estar guiada por la irresponsabilidad.

Por ello, apostamos por dar viabilidad a Etorlur, por adecuar los gastos a los ingresos y por mantener un equilibrio en las cuentas. No hay sitio para proyectos especulativos ni cuentas de la lechera: hay que buscar la viabilidad de la sociedad, con análisis rigurosos y decisiones fundamentadas que tengan como meta el bien común y el fortalecimiento del sector público. Etorlur puede ser una herramienta al servicio de la sociedad guipuzcoana, y nuestra obligación es poner los medios para que ese objetivo se convierta en realidad.

Apostamos, también, por dar un giro estratégico a la sociedad foral. Etorlur tiene que ser el instrumento de una colaboración interinstitucional con el fin de ayudar en su gestión a los municipios más pequeños del territorio. Desarrollemos, por tanto, una nueva filosofía de trabajo y busquemos conjuntamente y sin paternalismos cómo compartir recursos, para optimizar costes y que ese ahorro pueda repercutir luego en la mejora de los servicios a nuestros ciudadanos y nuestras ciudadanas.

Etorlur debe tener futuro. Y lo va a tener. Estamos decididos a ello. Porque sabemos que se puede hacer una gestión eficaz y rigurosa de los recursos públicos para beneficiar a la ciudadanía. La apuesta es decidida, y tenemos el convencimiento pleno de que veremos, más pronto que tarde, los frutos de la misma.

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