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Raimundo Fitero

Espejismo

 

El pasado domingo, de las veintiuna horas hasta las veinticuatro horas, los televidentes con señales de las generalistas españolas pasaron por una situación inaudita, una suerte de espejismo que, de repetirse, puede provocar más de un problema a la población que mirase la televisión sin gafas adecuadas. Se sucedieron en La Sexta el estreno de «El objetivo» con Ana Pastor, la despedida de la temporada de «Salvados» de Jordi Évole, y en La 2 emitían un espléndido reportaje dentro del contenedor «Documentos TV». Los tres reclamando un periodismo activo.

Ana Pastor se presentó declarando que «El objetivo» era un programa «sin ideología». No es posible. Se tiene ideología siempre. Los apolíticos son los más ideologizados. Quería decir que su ideología no se iba a superponer a los datos. Vale, eso es otra cosa. Incluso dando datos la objetividad se supone, porque siempre hay una interpretación de los datos dados y de los ocultados. Pero la propuesta parece clara. Datos, intervenciones de especialistas sin opinión, o sea un ejercicio periodístico bastante interesante en estos tiempos de jauría partidista. Parece que la audiencia la ha recibido bien. Cerca del quince por ciento es un buen augurio. Seguiremos atentos a su evolución.

La despedida de Évole, fue otro oasis. Tres invitados con argumentos, con historial para hablar de todo lo que sucede, dos entrevistas externas, una idea básica, se está perdiendo pulso democrático, los partidos son una congregación de borregos. Salió un exdiputado del PP al que sus jefes le acusaron de aplaudir poco. Se pide no pensar, solamente aplaudir. Y pasar a buscar los sobres. Lamentable. Se siente que esta actitud está generalizada. Son bandas organizadas verticalmente.

Y por último un documento sobre la entrega de los medios estadounidenses al poder participando en la mentira de la guerra de Irak. El final del periodismo libre. El caso de un periodista de «provincias» que descubrió la conexión entre la CIA, el narcotráfico y la contra nicaragüense. Fue despedido, no encontraba trabajo por órdenes de la Casa Blanca. Se suicidó. Hoy sabemos que leer las grandes cabeceras norteamericanas es contaminante.