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RUGIDOS ROJIBLANCOS

Amor loco

 

Juan Pablo GARZÓN | Reportero argentino de «Euskadi Directo»

Qué pretendíamos?, ¿un romance a largo plazo?, ¿al estilo de Manchester United y Alex Ferguson? No, eso no es para corazones locos. Es imposible entre dos rebeldes. Este romance es un amor entre distintos, entre valientes, amor de locos, y terminó como debía, con los corazones rotos. Puedo imaginar la cara de alivio de algunos. De los señalados por este amor. La pareja Athletic-Bielsa puso en evidencia a todos los amantes cobardes del fútbol.

Profesar amor al estilo Athletic resulta fácil y queda hasta romántico. Pero venir al Athletic y ser el Athletic es la prueba de fuego para los que pregonan que el camino es la meta. A esos que los amantes leves llaman locos. El apodo se lo lleva Bielsa, pero le quedaría igual de bien al Athletic.

Me sugieren estas líneas por mi condición de compatriota de Bielsa. Y desde esa curiosa legitimidad, puedo decir que Marcelo no se parece en nada a los técnicos argentinos que conozco. En realidad se aleja bastante de la convención social sobre lo argentino. Bielsa no es un producto típico. Su discurso es distinto, porque piensa distinto.

El ser Bielsa ya fue una revolución para nosotras. Para las que forjamos un cinismo extremo en la crisis político-económica del 2000, Bielsa era una bocanada de aire por lo que decía y lo que hacía. Mi simpatía terminó de forjarse cuando nos eliminaron en el Mundial de Corea y Japón. Para los que no lo sepan, fue en primera ronda y en 2002, en plena crisis, cuando las alegrías se hacen urgentes. Desde entonces su manera de existir me hace bien. A veces tengo el convencimiento de que festejaré poco o nada con Marcelo. La primera y última vez fue en los JJOO de Atenas 2004, y casi no le habían puesto la medalla de oro en el cuello cuando renunció.

Me hice de Bielsa en una derrota, en una de las más dolorosas, así que mi simpatía no depende de sus éxitos, depende de cómo su forma de competir mitiga mi cinismo y alimenta mi esperanza. De la misma manera que no me hice del Athletic por sus triunfos, no conozco la gabarra, pero me alienta su forma de conseguir la gloria. Bielsa y el Athletic están condenados a amarse, quieran o no quieran los leves, los que ahora tienen el poder.

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