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crisis política en turquía

Erdogan recurre a la fuerza y advierte de que «se acabó la tolerancia»

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, recurrió a la fuerza contra las manifestantes que protestan por el autoritarismo y la deriva islamizadora del Gobierno desalojando manu militari la plaza Taksim en Estambul, ahogada en nubes de gas lacrimógeno. Erdogan advirtió a los manifestantes de que se había acabado la tolerancia la víspera de que el Gobierno anunciara su encuentro con representantes de la protesta.

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GARA | ESTAMBUL

Firmemente decidido a poner fin a la revuelta política sin precedentes que agita desde hace doce días su país, el primer ministro turco, Recep Tayipp Erdogan dejó claro que su gobierno ya no mostrará ninguna tolerancia contra los manifestantes.

«Me dirijo a los que quieren seguir con estos sucesos, que quieren continuar sembrando el terror: este asunto está terminado. No daremos prueba de más tolerancia», declaró antes los diputados de su partido, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo ).

El primer ministro añadió que las protestas buscan «dañar la economía turca» y que «los esfuerzos por distorsionar la imagen de Turquía forman parte de un plan sistemático». Erdogan aseguró que «hace diez años no se disfrutaban los derechos que se disfrutan completamente en la actualidad» y denunció que «las sensibilidades ecologistas han derivado en protestas diferentes cuyo objetivo es camuflar la rebelión ilegal contra el régimen democrático».

El mandatario turco aprovechó su discurso en el Parlamento para anunciar la muerte de un cuarta persona desde el comienzo de la crisis, un manifestante que había resultado gravemente herido hace unos días en Ankara.

Primer desalojo

Las palabras del primer ministro fueron acompañadas de los hechos y, poco antes de las 7.30, las fuerzas de seguridad intervinieron en la plaza Taksim, el feudo de la revuelta, reprimiendo con gases lacrimógenos, bolas de plástico o cañones de agua a varios cientos de manifestantes que habían pasado la noche en el lugar.

Después de tres horas de enfrentamientos, las fuerzas policiales consiguieron dispersar a los manifestantes del centro de la plaza. La mayoría de las pancartas y banderas que se habían desplegado fueron rápidamente retiradas, mientras las excavadoras desmantelaban las barricadas levantadas en la mayor parte de las calles que conducen a la plaza.

Por la tarde continuaron los enfrentamientos en la plaza Taksim, sumergida en nubes de gas lacrimógeno para reprimir a los manifestantes. Muchos con los ojos llorosos, aturdidos y la mirada perdida mientras otros lanzaban botellas y piedras. Sin embargo, la intervención no afectó a los acampados el parque Gezi, junto a la plaza, cuya transformación urbanística originó la revuelta.

Pero Erdogan les amenazó claramente. «El parque Gezi es un parque, no una zona de ocupación. Invito a los manifestantes sinceros a mirar lo que ocurre, a comprender las reglas del juego y a retirarse», advirtió.

Reunión anunciada

Los activistas del parque se vieron sorprendidos por lo ocurrido. «¿Puedes creerlo? Atacan Taksim y nos gasean por la mañana cuando ayer nos habían propuesto dialogar», se indignaba Yulmiz, un manifestante de 23 años. «Si nos echan de aquí, volveremos», añadía Ali, un jubilado de 63 años, con una mascarilla sobre el rostro. El colectivo ecologista de defensa del parque denunció el recurso a la fuerza e insistió en que «permaneceremos aquí mientras no se tome ninguna medida concreta para satisfacer las demandas de los jóvenes que protegen Taksim y el parque Gezi».

Varios miles de personas permanecían bajo los 600 árboles del parque y esperaban la visita de una veintena de diputados del principal partido de la oposición, el kemalista CHP.

El desalojo de Taksim se produjo al día siguiente de que se anunciara para hoy un encuentro entre Erdogan y representantes de la protesta, lo que parecía el comienzo de la distensión. Greenpeace, invitada a este encuentro, hizo saber que no acudiría. «La violencia debe cesar antes», exigió.

La Policía llevó a cabo decenas de detenciones, entre ellas las de 73 abogados que denunciaban, en el recinto del tribunal de justicia de Estambul, la intervención de la policía, según la Asociación de Abogados contemporáneos.

Las fuerzas de seguridad habían dejado Taksim el pasado 1 de junio, después de casi 24 horas ininterrumpidas de enfrentamientos con los manifestantes que denunciaban la brutalidad con la que la Policía había evacuado el parque Gezi en la madrugada del 31 de mayo, ocupado previamente para denunciar el proyecto de derribo de este parque emblemático. Tras esa retirada, miles de personas, a veces decenas de miles, se habían venido concentrando en la plaza, exigiendo ya la dimisión de Erdogan, acusado de una deriva autoritaria y de querer islamizar la sociedad turca. Con ese objetivo se formó una heterogénea protesta formada desde ecologistas, izquierdistas y feministas hasta nacionalistas, nostálgicos de Kemal Ataturk, kurdos e hinchas de fútbol.

El primer ministro ha adoptado un tono firme, retando a los manifestantes a las elecciones municipales de 2014, seguro de contar con respaldo popular después de que en 2011 ganara con el 50 % de los votos.

Según el balance publicado ayer por el sindicato de médicos turcos, cuatro personas han muerto durante los incidentes ¯tres manifestantes y un policía- y casi 5.000 han resultado heridas, varias de ellas de gravedad.

REdes sociales

El gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP), reclamó una «regulación legal» de las redes sociales y advirtió de que un mensaje a través de Twitter puede ser «mucho más peligroso que un coche bomba». El responsable de prensa del AKP, Ali Sahin, dijo que «como resultado de un tweet, la gente saquea comercios y quema vehículos, y el que los escribe debe asumir las consecuencias».

El gobernador anuncia que la Policía intervendrá «día y noche»

Al final de la jornada, parecía que la Policía se había replegado hacia uno de los edificios que rodean la plaza Taksim, cediendo de nuevo este espacio a miles de manifestantes. Pero una hora más tarde, arremetió de nuevo con una violencia redoblada contra la multitud, provocando el pánico y causando numerosos heridos. En menos de un minuto la plaza se vació de manifestantes y fue ocupada por camiones y policías. «Esperamos delante del dentro cultural Atatürk solo para asegurarnos de que las pancartas y banderas no se desplegaran de nuevo por la noche», explicó el gobernador de Estambul, Husein Avni Mutlu, en Twitter. Mutlu había afirmado que la Policía no intervendría para evacuar el parque Gezi, el jardín público junto a la plaza Taksim. Pero más tarde advirtió de que la Policía mantendrá «día y noche» su ofensiva sobre la plaza Taksim hasta que logre expulsar a los manifestantes que han hecho de este lugar un símbolo de las protestas. El gobernador, en una breve declaración televisada, subrayó que las autoridades continuarán «sin descanso» las cargas contra los manifestantes. Lo harán, ha añadido, «hasta que se haya expulsado a los elementos marginales y la plaza vuelva a estar abierta».

Las fuerzas de seguridad llevaron a cabo el primer intento de desalojo a primera hora de la mañana y, desde entonces, se sucedieron las persecuciones y enfrentamientos. Despejaron por completo la parte norte de la plaza tras un día de cargas con un abundante lanzamiento de gases lacrimógenos. Miles de personas huyeron hacia calles aledañas, mientras que otras optaron por enfrentarse a los agentes. GARA

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