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Jon Kirru Iparragirre, Xabier Zufiria | Representantes de LAB en la mesa negociadora del metal de Gipuzkoa

Ante la prepotencia de Adegi, el metal de Gipuzkoa en lucha

 

Este artículo de opinión pretende ser un contrapeso al cinismo de determinados agentes políticos como Adegi que amparándose en su capacidad comunicativa dan lecciones de responsabilidad a toda una sociedad a sabiendas de que el escenario deseado por ellos es el infierno para todo el resto

De los daneses quiere el sistema fiscal, de los alemanes el sistema de cogestión de empresa, y de los españoles todas las vías de precarizar las condiciones laborales que le otorgan las diferentes reformas. Y como no, quieren todo el dinero público que entre. Este será bienvenido siempre y cuando no esté condicionado a nada, y mucho menos al mantenimiento de empleo o de las condiciones laborales. Faltaría más.

Adegi se pasea por Europa como el que teje un traje para el país muy a sabiendas de que con retales rara vez se construye un buen traje. Menos aún un traje en el que quepan todas las necesidades del país. Necesidades que urgen ya que todas las medidas impuestas están llevando a esta sociedad a niveles de pobreza no conocidos. El 30 de mayo una sociedad en el marco de una huelga general se movilizó por una alternativa integral para Euskal Herria. Por un nuevo modelo, por un modelo propio. Se movilizó a sabiendas de que la situación actual es consecuencia directa de este ciclo de reformas, a sabiendas de que este país puede recorrer un camino diferente si la sociedad es protagonista en primera persona.

Toda personalidad del mundo de la economía no sujeta a sueldo de una élite política o económica, con independencia de su orientación política, afirma que las reformas son un suicidio para la economía, la ahoga, condenando a la sociedad a una pobreza duradera. Más del 70% del Producto Interior Bruto de una economía es consumo interno, público y privado. Justo lo que atacan sin piedad. De esto también somos conscientes quienes nos movilizamos el 30 de mayo.

El presidente de Adegi Pello Gibelalde se olvida de que de la presión fiscal total en Dinamarca faculta a los y las danesas a tener un modelo de servicio público mucho más completo y desarrollado que el que aquí jamás hemos conocido. Adegi quiere parte del modelo fiscal con una mano y la destrucción de los servicios públicos con la otra. Ahora habla del modelo alemán, un modelo de cogestión de trabajadores y trabajadoras en la empresa. Habla de transparencia en la gestión y mayor implicación de los y las trabajadoras en la empresa. Lo dramático es que habla de transparencia alguien que no ha publicado los resultados de su empresa en el registro mercantil en décadas. Décadas.

Lo que este señor pide no es cogestión, se llama copago. Quien quiera un trabajo que pague por él. Seguro que guardan en el cajón una batería de fórmulas para este copago. Copago mediante precariedad laboral, copago mediante reducción de nóminas, copago mediante aportaciones directa... La lista puede ser infinita. Ya no les vale con el esfuerzo por un trabajo bien hecho, ahora piden más.

¿Cómo se puede pedir implicación al trabajador mientras se impone la precariedad laboral? ¿Cómo se puede pedir codecisiones mientras se apuesta por medidas unilaterales para imponer condiciones laborales? ¿Cómo se puede pedir implicación a los trabajadores y las trabajadoras para dar valor al producto y hacerlo competitivo si se apuesta por una reforma que premia la no formación continua y la eventualidad? Ya vale.

Quienes apostamos por una alternativa propia para Euskal Herria sabemos que debemos apostar por la lucha. Por modelos de lucha aglutinadores que no dejen atrás a nadie. Ese es su objetivo, premiar a una minoría para hacerles cómplices de una barbarie. Ya está inventado. Se llama capitalismo y no funciona. No es momento de sálvese quien puede, de ver qué podemos hacer empresa por empresa y cerrar los ojos. Es momento de construir una alternativa de abajo arriba, desde el convenio sectorial hasta el convenio o pacto de empresa. Integral, para todos y todas. Social.

Por eso es tan importante que el 7 de julio no decaigan los convenios. Si queremos una alternativa la tendremos que disputar en su integridad: si queremos que no decaiga el consumo debemos afianzar subidas salariales con la referencia clara del IPC, si queremos un modelo industrial debemos cerrar la puerta a la precariedad laboral y salarial que trae la reforma laboral, nos tenemos que blindar ante ella.

Qué curioso que la provincia de mejor cuadro macroeconómico tiene sea en la que mayor capacidad de lucha hay. En LAB somos conscientes de que la lucha ha hecho que la patronal no haya podido optar por modelos más especulativos. Y lo ha hecho por la simple razón de tener un pueblo enfrente que se defiende. Ahora debemos avanzar. Adegi está en posiciones cortoplacistas. Adegi apuesta por el dividendo mientras el país se desintegra.

Los días 17, 19 y 21 debemos luchar todas y todos los metalúrgicos unidos en el sector a favor de esa alternativa integral que está en marcha. Cogió las calles el 24 y 30 de mayo y debe apostar fuerte ante el 7 de julio. Ya lo hemos hecho antes con éxito, lo llevamos haciendo toda la vida los y las metalúrgicas. Hagamos que nuestra lucha sea su infierno. Está en nuestras manos.

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