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El olfato del «cuco» y sus apuestas en Tajonar ya han dado 32 millones a Osasuna

El casi seguro traspaso de Kike Sola es la última constatación de la rentabilidad económica del paso de José Angel Ziganda por Tajonar. Algunas de las perlas que cultivó primero y descubrió después estaban catalogadas antes (Azpilicueta, Raúl García o Javi Martínez), pero otras como Monreal y sobre todo Sola han sido fruto de la visión del «Cuco».

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Ramón SOLA

Casi cinco años después de su cese como entrenador de Osasuna y su marcha de Tajonar, quienes consideran que Patxi Izco no fue justo con él tienen una razón añadida para cuestionar aquella decisión. Con la casi segura venta de Kike Sola, las arcas rojillas sacarán tajada millonaria por un jugador que iba camino de quedarse definitivamente en campos regionales y al que lanzó el de Larraintzar como apuesta muy personal.

En el caso del cascantino, la resurrección fue doble. Sola estuvo en Lezama desde el equipo del Infantil B hasta el Juvenil, donde destacó por su potencia física, pero en 2003 se quedó cortado tras algunos conflictos con uno de sus entrenadores. Volvió a su pueblo y jugó dos años en el Aluvión, en Tercera. En 2005, Ziganda tomó el mando de Osasuna Promesas, ascendiendo desde el juvenil, y optó por recuperarlo. En su primera temporada en Segunda B, con 19 años, Sola jugó bastante pero marcó poco (cinco tantos). En la segunda, con Ziganda ya en el primer equipo y Martín Monreal como entrenador del filial, fue aún menos. Pero contra pronóstico, en la penúltima jornada, tras garantizar la salvación, Ziganda optó por llevarse al cascantino a Sevilla, y el debut contra el Betis resultó mágico: dos goles en apenas media hora de partido para redondear un tanteo espectacular (0-5).

La confianza del míster en el ariete quedó probada en una anécdota que trascendió después: Ziganda retó a Sola a marcar un gol y quitarse la camiseta para demostrarle a Juanito, entonces central internacional del Betis, que a nivel muscular no tenía nada que envidiarle. El ribero le hizo caso en las dos cosas. La siguiente temporada, Ziganda lo fue metiendo en el equipo (20 partidos y tres goles). Tras su cese para Sola empezaría un periplo complejo de idas y venidas.

Cuatro perlas vendidas, Juanfran y Plasil

Antes de arribar al banquillo de El Sadar, Ziganda también fue decisivo para lanzar a Raúl García, el jugador que más dinero ha dejado en las arcas rojillas (doce millones pagó el Atlético de Madrid en 2006). En 2002-03 le dio la batuta del juvenil, donde el de Zizur destacaba por su enorme madurez pese a tener solo 16 años. Pronto daría el salto a Primera y se asentaría como titular con 19 años en el equipo de Javier Aguirre que llegó a la previa de la Champions.

En aquel mismo juvenil, que entre otras cosas ganó en Anoeta el prestigioso torneo internacional de la Real en 2003, había otro jugador para el que Ziganda fue decisivo. A Natxo Monreal lo hizo debutar, también contra todo pronóstico y sin contar con la total aquiescencia de la grada, nada más asumir el banquillo de Osasuna. El lateral de Eskirotz se estrenó en un partido de absoluta exigencia: la previa de la máxima competición europea, en el AOL Arena de Hamburgo. Sus primeras actuaciones no terminaron de convencer, pero Ziganda le dio muchos minutos en una temporada cargada de rotaciones. La progresión fue lenta pero segura, y Monreal acabó siendo traspasado al Málaga por seis millones en 2011. De ahí, al Arsenal y a la selección campeona del mundo.

También en competición europea puso en el campo por primera vez Ziganda a César Azpilicueta. Se estrenó -«blindado» como interior derecho, por delante de Javi Flaño- en octavos ante el Glasgow Rangers, y luego en Liga ante el Real Madrid. Aunque se quite mérito («no pensaba que Monreal y Azpi podían llegar tan lejos», ha dicho), el de Larraintzar volvió a ser fundamental a la hora de gestionar la evolución del jugador. Azpilicueta dejó unos ocho millones tras su marcha a Marsella; hoy vale ya los once millones de libras que pagó el Chelsea y seguirá subiendo si Del Bosque lo convierte en titular de su combinado.

También para Javi Martínez Ziganda fue el auténtico valedor. Subió al de Aiegi al Promesas en 2005, con apenas 16 años. Sería un visto y no visto. En aquella temporada en que despuntaba Raúl García, ningún periodista creía a los miembros del staff que se jactaban en Tajonar de que había otro jugador aún mejor en la recámara, pero era verdad. En verano de 2006, sin haber llegado a debutar con el primer equipo, el Athletic lo fichó por seis millones de euros, que entonces parecieron a Osasuna una barbaridad pero que el posterior rendimiento del jugador y su reventa al Bayern de Múnich por 40 «kilos» han dejado en auténtico chollo.

Ziganda apenas estuvo dos temporadas enteras y seis partidos de la tercera en el banquillo osasunista, pero hizo otras apuestas interesantes con la cantera. Fue quien estrenó en Copa a Oier, hoy señalado como el más genuino producto de Tajonar tras Patxi Puñal. No le tembló el pulso para dar el timón a Jon Erice -hoy en el Guadalajara- en cuartos de UEFA en Leverkusen. Y en sus dos temporadas avaló las llegadas de Juanfran y Plasil, que dejaron luego cuatro y tres millones respectivamente con sus ventas.

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