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Iñaki LEKUONA | Periodista

Una patria en el exilio

 

Volver a casa. Hace unos años, cientos de refugiados vascos, expatriados algunos más allá del océano, decidieron iniciar el camino de regreso. Pero el volver al hogar supuso para la mayoría un quedarse ante el umbral, a este lado de ese mismo Bidasoa que les abrió el camino de la libertad, si al exilio puede llamársele libertad, y que ahora se interpone en su futuro traicionando de alguna manera su pasado.

Aquel volver a casa quedó en un regreso a Euskal Herria o, mejor dicho, a una de sus parcelas. Así, el exilio, la separación de esas personas de la tierra que habitaban, se difuminó casi por completo, como si el hecho de vivir en Euskal Herria borrara su condición, como si el hecho de adivinar su casa en el horizonte fuera sinónimo de adentrarse en sus estancias, sentir sus olores, recuperar sus rincones, sus recuerdos.

Este sábado, aquellas que estos últimos años han hecho de este trozo de Euskal Herria su exilio y aquellos que sufren la condena del destierro al otro lado del Atlántico han levantado el puño para reclamar la libertad, esa que no arrastra más cadenas que las que uno va agarrando a lo largo de su vida, esa que les arrebataron aquí y que les negaron allí donde fueran.

Este país, que ha comenzado a reconstruirse muy a pesar de Madrid, necesita de la energía de todo el mundo para levantarse. También de su memoria, porque todos los países que sufren de amnesia acaban caminando hacia su propio desarraigo para terminar olvidando quiénes son. Y el regreso es siempre complicado. Que se lo pregunten a las y los que hicieron del exilio su patria. Ahora nos traen su experiencia. Ongi etorriak zuen etxera.

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