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Argoitz Ormazabal | Donostia

Sin perder el norte

Perdisteis el norte, y seguid así porque al final del camino está claro que... ¡perderéis el Norte! «Zorionak bizardun gizon-emakumeak!»

Me parece curiosa, cuanto menos, la cascada de acciones y reacciones que ha provocado la colocacion de una ikurriña en el chupinazo de las fiestas de San Fermín. ¡Menudo golazo! También golazo el que haya un jaigune euskaldun, participativo, feminista y basado en el auzolan, que a buen seguro enriquecerá de forma notable las fiestas.

Pero volviendo a lo de la ikurriña, es increible todas las tonterias, calentadas, faltas de respeto, amenazas y demás sande- ces que hemos tenido que escuchar. Son tantas en tan poco espacio de tiempo que no se ni por donde empezar.

Decía la presentadora de TVE que era del todo coherente la paralizacion por parte del alcalde del chupinazo hasta «esclarecer los hechos». Decía la multipresente Uxue Barkos que «quienes hemos defendido que la ikurriña debe estar en el balcón del Ayuntamiento por derecho propio junto con otros símbolos no podemos aceptar nunca y, desde luego es triste, bien triste, que hoy alguien haya puesto una ikurriña para estropear el arranque de los sanfermines». En fin sera que yo no lo he visto. Y lo de no aceptar, ahora va a ser que imparte justicia popular.

Ignacio Polo, concejal de Seguridad Ciudadana, lo consideraba una «desconsideración» con una fiesta que se ve en todo el mundo. Señor Polo, la fiesta de San Fermin, como todas las demas, son del pueblo y no hay ningún punto de la plaza desde el que no se viera el balcón del Ayuntamiento a las 12 del mediodía. Así pues, la desconsideración sería de los mandatarios con toda la gente que había allí y no por parte de los que querían reivindicar la persecución a la que es sometida la ikurriña. Lo de Carmen Alba, delegada del Gobierno español en Nafarroa ya es de chiste; decía «que felicitaba al policia municipal que ha cortado la cuerda». ¡Ni que hubiera francotiradores más allá de aquel balcón!

«Pamploneses, pamplonesas, desde el respeto institucional, ¡viva San Fermín!», gritaba Vall. ¿Que tiene que ver en todo esto el respeto institucional? Eduardo Vall lo unico que tenía que hacer era echar un cohete a las 12 y no lo hizo, así que empezó únicamente no respetando su propia labor. Y encima lo hizo mal: 4 heridos.

Y como no, el alcalde Enrique Maya, artífice de la decisión de retrasar el chupinazo, decía entre amenazas y barbaridades que los de Bildu se empeñan en que Pamplona no deje de ser una ciudad «insólita». Insólito es lo que os habeis llevado durante los ultimos años a través de la CAN. Así que menos cuentos.

¿Que pasaría si, en vez de una ikurriña, Coca-Cola hubiera pagado por poner en televisión un avioncito publicitario?¿Por qué Aceitunas la Española puede legitimamente utilizar la fiesta para lanzar a la plaza balones de grandes dimensiones?

Perdisteis el norte, y seguid así porque al final del camino esta claro que... ¡perderéis el Norte!

Zorionak bizardun gizon-emakumeak!

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