El primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció ayer la necesidad de llevar a cabo su dura política de reformas, bautizada «Abenomics» por los medios, destinadas a fortalecer la economía japonesa después de la gran victoria lograda en los comicios para renovar el Senado.

Para Abe, la victoria del derechista PLD y de su socio de coalición, Nuevo Komeito, supone un espaldarazo para su política económica que mezcla grandes estímulos y una agresiva flexibilidad monetaria. «Anunciamos a los votantes que íbamos a proseguir la política económica. Nos han dado su apoyo tras decir que este es el único camino», afirmó.

La victoria significa que el Gobierno controla ambas cámaras al menos hasta 2016, lo que le permitirá desbloquear el cuello de botella que bloqueó la labor de sus predecesores. Esto facilitará a Abe proseguir con las duras reformas estructurales destinadas a sacar a Japón de dos décadas de depresión económica.

Abe manifestó que acelerará las decisiones y la ejecución de las políticas, saliendo al paso de los temores de que no profundizará en la reforma del mercado laboral ni en la supresión de barreras comerciales ahora que las elecciones han pasado, y se centrará, en cambio, en proyectos nacionalistas. «Sin una economía fuerte, no podemos cimentar la política fiscal para sostener la seguridad social y ocurre lo mismo con la diplomacia y la seguridad nacional. Nos centraremos en esto a partir de ahora», indicó.

Desde que llegó al poder en diciembre, Abe ha abierto el grifo del gasto público y ha presionado la banco central para que inunde el mercado con dinero. Los economistas siguen divididos sobre los efectos a largo plazo de su política, que entraña un mayor endeudamiento del Estado que ya tiene una deuda descomunal.

El Gobierno prevé un aumento del IVA el próximo año como primer paso para reducir la deuda, aunque todavía no hay acuerdo.

El diario económico «Nikkei» señaló que Abe tiene una oportunidad sin precedentes para realizar reformas, desregular, promover el libre comercio y reconsti- tuir las deterioradas finanzas públicas. Abe tendría que «concentrar todo su capital político para el éxito del Abenomics», sostuvo.

Sus detractores temen que el «Abenomics» sea un caballo de Troya para garantizar al primer ministro suficiente poder para llevar a cabo su agenda social conservadora. Temen que ello suponga una flexibilización del compromiso constitucional de Japón con el pacifismo, un reforzamiento del sector militar y un tono más estridente en las ya complicadas relaciones con China y Corea del Sur.