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Joseba Altube Moyua | Director General de Infraestructuras Viarias de la Diputación Foral de Gipuzkoa

Gipuzkoa, por una red viaria sostenible

No podemos permitir que en el año 2015 presupuestos destinados a política social, innovación, euskera o transporte público tengan que recortarse para cubrir las necesidades de las carreteras

Vayamos a contextualizar la problemática de las carreteras en Gipuzkoa. Bildu llegó hace dos años a la Diputación de Gipuzkoa, y no tardó mucho en completar un diagnóstico de algo que ya se sabía: el anterior gobierno dio los últimos coletazos de una manera de gestionar en Gipuzkoa en función de las necesidades de una élite, de la patronal, de los dueños del ladrillo y el cemento. Como vivo ejemplo, las carreteras de Gipuzkoa; se invirtió de una manera insostenible, no se planificaba en función de las necesidades de movilidad, sino en función de las necesidades de las constructoras. Más de 2.000 millones de euros en inversiones en carreteras entre los años 2007 y 2011; cerca de 382 millones de euros de desviación en obras de carreteras (¡63.000 millones de pesetas!); presupuestos muy por encima de los ingresos para poder asumir estas inversiones; y un inevitable endeudamiento de 895 millones de euros en Bidegi y 560 millones en la Diputación de Gipuzkoa.

Además de ello, media Gipuzkoa ha pagado ingentes cantidades de dinero en peajes por no tener transporte alternativo. Este primer diagnóstico hizo que la Diputación decidiera poner fin a esta sangría en las autopistas AP-8 y AP-1, e implantara un coste máximo de 25 euros al mes para el guipuzcoano. Nos gustaría aplicarlo al resto de los vehículos no guipuzcoanos, pero el marcaje de la banca en unas más que debilitadas arcas de Bidegi, no lo permite, de momento.

La mitad Este de Gipuzkoa, el corredor Irun-Etxegarate, es un importante eje del transporte internacional y soporta un elevado flujo de vehículos de paso, donde el 75% de los vehículos pesados y el 30% de los vehículos ligeros no son guipuzcoanos. Los costes de mantenimiento, sin embargo, son sufragados íntegramente por la sociedad guipuzcoana. En los últimos 8 años se han invertido con cargo a nuestros impuestos 340 millones de euros en las carreteras N-I, N-121-A (Endarlatsa), GI-632 (Beasain-Bergara) y A-15 (Leizaran), para gastos de construcción y mantenimiento. Este año 2013, 44 millones de euros de los presupuestos forales van a estas carreteras. Constatado el elevado porcentaje de vehículos de paso, parece razonable compartir con ellos los gastos de mantenimiento de estas carreteras que hoy en día solo las mantenemos los guipuzcoanos y guipuzcoanas. Urge invertir en seguridad, en mejoras y en adecuaciones, gastos que hoy por hoy no son asumibles por los presupuestos ordinarios. Si a estas necesidades de conservación se le suma un inasumible plan de devolución de las deudas de Bidegi, los guipuzcoanos y guipuzcoanas deberán aportar en breve aún mucho más de lo que ya están haciendo para hacer frente a estos gastos.

No podemos permitir que en el año 2015 presupuestos destinados a política social, innovación, euskera o transporte público tengan que recortarse para cubrir las necesidades de las carreteras, viendo como ese 75% de tráfico pesado, aquel que realmente deteriora nuestras carreteras, pasa por nuestra red sin contribuir a su mantenimiento. Y por eso acabamos de presentar el anteproyecto de Norma Foral para la financiación de estas carreteras.

Sabemos que el transportista local será el más perjudicado, y por ello esperamos poder encontrar soluciones de consenso para aminorar el golpe a los más habituales, pero es absolutamente necesario que el 75% restante también comparta el gasto. También presentaremos en otoño una nueva Norma Foral para vehículos ligeros, porque ellos también deberían contribuir al mantenimiento. Con estos nuevos recursos lograremos que mejore la seguridad vial y se refuerce el transporte público y la movilidad sostenible (bidegorris).

Nos han acusado de improvisar y proponer un sistema poco elaborado. Son palabras infundadas: La diputada foral de Infraestructuras Viarias está trabajando con eficiencia, pero hay quienes en su afán perseguidor solo usan el menosprecio en lugar de dar soluciones alternativas. Un poco de respeto para ella, y un poco de respeto para todos aquellos especialistas que han trabajado durante 20 meses para encontrar la mejor solución, y vaya si lo han conseguido. Han logrado un sistema que facilita el flujo libre, puntero en cuanto a la tecnología y que cuadruplica el ingreso de los peajes que proponían en la anterior legislatura.

Imajina y Aztiker han realizado un pionero estudio de movilidad en el eje Irun-Etxegarate, logrando datos que hasta el momento se desconocían y eran cruciales para conocer la movilidad en el eje; Tekia, Tecnalia, especialistas del Departamento de Movilidad e Infraestructuras Viarias y Carlos Griell, referente en el ámbito, nos han encaminado hacia la solución tecnológica más puntera; los servicios jurídicos de la Diputación y el prestigioso despacho Guevara&Medrano Abogados nos han asegurado la legalidad y el beneplácito europeo de la propuesta; y el Departamento de Hacienda y los expertos financieros Magnolia Financials han certificado la excelente viabilidad económica del proyecto.

El trabajo pues, está hecho. Todo queda a la espera de que lo aprueben las Juntas Generales que son las competentes; esperemos que así sea, porque, de lo contrario, seguiremos teniendo un grave problema en el mantenimiento que solucionar y una nefasta herencia en forma de deuda que gestionar. Sería a todas luces injusto que esta carga la asumieran únicamente los guipuzcoanos y guipuzcoanas, en lugar de compartir los gastos entre todos aquellos y aquellas que compartimos las carreteras de Gipuzkoa.

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