El jefe del Ejército egipcio y ministro de Defensa, Abdel Fatah al-Sissi, actual hombre fuerte del país, se reunió ayer con representantes de los islamistas a los que mostró su disposición de resolver la crisis de forma pacífica, aunque lo condicionó a que renuncien a la violencia y no obstaculicen el trabajo de las instituciones del Estado ni destruyan instalaciones públicas. Al-Sissi les pidió no volver atrás y que respeten el plan del Ejército para conducir la transición egipcia.

El portavoz del Ejército, Ahmed Ali, no reveló qué organizaciones islamistas participaron en el encuentro y ningún grupo partidario del derrocado presidente, Mohamed Morsi, confirmó su asistencia. Ayman Abdelgani, destacado miembro del Partido Libertad y Justicia (PLJ), de los Hermanos Musulmanes, dijo a Efe que ningún miembro de su formación asistió y que la reunión fue una iniciativa personal del jeque salafista (musulmán radical) Mohamed Hassan.

Mientras, la Justicia egipcia ha fijado para el próximo 25 de agosto el inicio del juicio contra el guía espiritual de la Hermandad, Mohamed Badía, en paradero desconocido, y otros dirigentes por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes.

Entretanto, El Cairo fue escenario de una intensa actividad diplomática para acercar posturas. Durante la jornada, coincidieron allí los enviados de EEUU, William Burns, y de la UE, Bernardino León; los ministros de Exteriores de Qatar, Jaled bin Mohamed al-Atia, y de Emiratos, Abdulah bin Zayed al-Nahyan; y una delegación de la Unión Africana.

El Gobierno instaurado tras el golpe de Estado respaldó la mediación internacional y anunció su disposición a negociar, aunque advirtió de que el tiempo es limitado.