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Anjel Ordóñez Periodista

Ya estuvimos antes con el barro hasta el cuello

Pronto se cumplirán treinta años de las inundaciones que asolaron un centenar de pueblos de Euskal Herria, y que afectaron especialmente a la capital vizcaina, pero también a otros pueblos como Bermeo, Bakio, Elgoibar o Laudio, por citar solo a algunos de los más perjudicados. Aquel 26 de agosto, una colosal tromba de agua inundó Bilbo en plena celebración de Aste Nagusia. Más de treinta personas perdieron la vida y los daños materiales alcanzaron los 200.000 millones de aquellas pesetas. El agua derrumbó edificios, arrasó industrias, empresas y comercios, y destruyó importantes infraestructuras. Dejó municipios aislados, sin agua potable, sin alimentos, sin electricidad... sin aliento. Aquella gota fría se convirtió probablemente en la mayor catástrofe natural que se recuerda en Euskal Herria. La Ría, durante siglos el principal eje vertebrador de la capital vizcaina, se había tornado en esta ocasión en desbocado caudal de desolación. Para quienes vivieron aquellas horas, el solo recuerdo del agua subiendo por las calles del Casco Viejo despierta emociones difíciles de describir.

Sin embargo, aquel Bilbo hundido en el barro consiguió levantarse y renacer gracias, principalmente, a la solidaridad. Porque fue el pueblo, la sociedad civil, la que protagonizó ese milagro. Por encima de las instituciones, fue la gente anónima la que se accionó, aparcando diferencias de cualquier índole, para resucitar un pueblo arruinado. Miles de personas, espalda con espalda, calzados con botas de goma y armados con palas, se fijaron como objetivo eliminar el barro de calles y aceras, de iglesias y tabernas; reconstruir una ciudad físicamente devastada y anímicamente al borde del colapso.

Dice Euskalmet que no tocan unas inundaciones de ese calibre hasta dentro de 500 años. Pero no hace falta que caigan 600 litros por metro cuadrado para que nos demos cuenta de que este país hace agua. Y que, mutatis mutandis, solamente un esfuerzo popular del calibre y las características del que surgió hace treinta años logrará que salgamos de la trampa en la que nos han metido quienes primero se quedaron con todo y ahora nos hablan de crisis, recortes y adelgazamientos.

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