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Mundiales de Moscú'2013

Isinbayeva se despide a lo grande con su oro más celebrado

La mejor pertiguista de la historia gana su tercer título mundial y disfruta intentando batir su récord.

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Miren SÁENZ

Yelena Isinbayeva se despidió de la competición de la mejor manera posible, en casa, con el oro y con la satisfacción de sus mejores tiempos. El estadio Luzhniki presentó una de sus mejores entradas, precisamente el mismo día que desde Moscú llegaban noticias de que el Comité Organizador de los Mundiales, sensible ante las críticas de los medios de comunicación por la baja afluencia de espectadores al estadio, había facilitado unas cifras oficiales de asistencia demasiado abultadas para lo que se aprecia. Los rusos acudieron por la tarde a la llamada de su diva. Y acertaron, se hubieran perdido su mejor noche.

Los grandes deportistas tienen la capacidad de aprovechar el momento. Isinbayeva no había ganado una gran competición desde los Juegos Olímpicos de Beijing'2008 hace ya cinco años y un oro mundial desde Helsinki'2007. Ayer volvió a lo más alto. Comenzó con 4,65 metros, que sorteó al segundo intento, pasó a la primera los 4,75, antes de necesitar dos tentativas para superar 4,82 y rematar con un solo salto en 4,89. Las dos mujeres que le desplazaron al bronce hace un año en Londres habían saltado este 2013 más que ella. Una es la campeona olímpica Jennifer Suhr, que le arrebató el récord bajo techo (5,03) y llegaba como segunda del ranking con 4,80. La otra la subcampeona Yarisley Silva, líder con 4,90 y en seria progresión. Las dos concluyeron en 4,82 pero el mejor concurso de Suhr le deparó la plata para dejar el bronce a la cubana.

La victoria recuperó a la Isinbayeva de siempre aunque con su alegría multiplicada. Salió disparada a abrazar a Trofimov y después regresó al tajo pidiendo el récord del mundo. Con el listón en 5,07 metros, la de Volgogrado pedía aplausos, saludaba a la cámara en complicidad no solo con su viejo entrenador sino también con el público. Falló. Hubiera sido demasiado perfecto. Entonces comenzó el show. Radiante, con sus manos negras impregnadas de resina y pegamento lo celebró como nunca. No hubo una voltereta, sino un carrusel. Se echó en brazos de la mascota, besó a sus íntimos y se quedó con el estadio.

Este triunfo alimenta la duda de que la zarina aparque las pértigas para siempre tal y como adelantó tras los Juegos de Londres y remarcó este verano. No solo se le vio en forma sino que años después ha sido capaz de ganar a las mejores. «Quiero tener un descanso y formar una familia. Me gustaría volver para el Mundial de Beijing'2015 y los Juegos de Río'2016, pero si algo no marcha bien y siento que no estoy al máximo nivel, entonces anunciaré mi retiro», ha dicho tras llenar páginas con su adiós.

Isinbayeva es doble campeona olímpica (2004 y 2008), bronce en 2012; triple campeona mundial (2005, 2007, 2013) y tercera en 2003; cuatro veces campeona mundial en pista cubierta (2004, 2006, 2008, 2012), segunda en 2003; campeona europea en 2006 y segunda en 2002, campeona europea en sala, 2007 y ha llegado a batir el récord del mundo en 28 ocasiones. El 28 de agosto de 2009 firmó el último en Zúrich (5,06).

Rusia aumenta su botín en los 20 kilómetros marcha

Elena Lashmanova, campeona olímpica y recordwoman, completó el círculo con el título mundial. Lashmanova, con un tiempo de 1 hora, 27 minutos y 8 segundos -dos minutos por encima de su récord- superó a su compatriota Anisya Kirdyapkina, plata, mientras que el bronce se lo llevó la china Hong Liu.

La checa Anezka Drahotova y la italiana Elisa Rigaudo, muy activas en ese circuito de 2 kms ubicado junto al río Moscova, se rindieron a la evidencia cuando la pareja rusa se hizo con el mando en el ecuador de la carrera. El desconcierto reinó en la llegada al estadio, con la nueva campeona perdida en la pista, dudando de dónde estaba el final, mientras Kirdyapkina se le iba acercando haciendo peligrar su oro.

«Los jueces no nos habían explicado que había que dar otra vuelta al estadio, es por ello que me paré un segundo en la meta, pero pronto comprendí que debía seguir», aclaró Lashmanova, que a sus 21 años ha demostrado sobradamente que en la marcha también hay sitio para las jóvenes.

La carrera se desarrolló en un horario bastante más acorde con las exigencias del fondo y se notó. Sin superar los 20 grados, aunque la humedad sea del 70%, la temperatura fue más llevadera.

De las 62 mujeres que tomaron la salida, hidratándose en todo momento, concluyeron 57, cuatro fueron descalificadas y solo una abandonó.

La inagotable cantera rusa firmó un doblete que pudo ser un triplete si los jueces no llegan a descalificar a Vera Sokolova en el último tramo de la prueba cuando ya se veía con el bronce. Desde que la prueba pasó de los 10 kilómetros a los 20 todos los títulos han ido a parar a Rusia, que ayer sumó el séptimo, muy especial según Lashmanova, por ser en casa. Olga Kaniskina, tres veces campeona mundial, no fue seleccionada para pelear por el cuarto título en una disciplina en la que la competencia aprieta. De momento los rusos han ganado tres de las seis medallas ya decididas, con el oro masculino en 20.

El marido de la medalla de plata Sergey Kirdyapkin busca hoy el de los 50 kms, la única final de la jornada desde las 6.30 de aquí. La ausencia de Mikel Odriozola, el único atleta vasco en Daegu'2011 y en Londres'2012, disculpa el madrugón de sus incondicionales. El oreretarra y actual presidente de la Federación Atlética de Gipuzkoa no obtuvo la mínima. M.S.

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