La ópera prima del belga Pierre Duculot triunfó en el Festival de Amiens hace un par de años, llevándose el Unicornio de Oro a la Mejor Película y el Premio del Público. Pero bien podría haber sido galardonada también la actriz Christelle Cornil que, con una personalidad muy especial, escapa a los cánones de belleza imperantes.

Su personaje tampoco es nada corriente, porque se trata de una joven urbanita capaz de dejarlo todo, al profundizar en la memoria y el pasado familiares, recuperando sus orígenes en una valiente y arriesgada aventura en solitario.

En el culo del mundo

La protagonista de treinta años se decide a dejar Bélgica cuando hereda una borda de su abuela en Córcega, a pesar de las presiones de la familia y del novio, que prefieren que venda la propiedad rural aun a sabiendas de su escasa cotización. Pero ella prefiere reencontrarse con las raíces de sus antepasados, inmigrantes italianos que se establecieron en la isla en los duros tiempos de la II Guerra Mundial.

La chica comenzará a vivir en la casa abandonada, sin disponer de agua corriente o de electricidad. Cada vez más identificada con el modo de vida de los lugareños, conocerá a un hijo de pastores empeñado en preservar la transhumancia. Al final sentirá que todo esfuerzo para reformar la vieja vivienda merece la pena.