Les ha costado reaccionar, pero los más destacados del nacionalismo ultrahispano han dado ya la voz de alarma: ¡Se acabó España!

José Luis Martín Prieto, en “El Mundo”, aseguraba que ZP lo vende todo: «El presidente no tiene redaños, ni votos, para cambiar la Constitución permitiendo la secesión, por más rojo y republicano que se presente. Cuando González o Aznar anunciaron diálogo con ETA nadie se soliviantó porque todos estimábamos que no se ponía al tablero la legitimidad del Estado (...). Hoy es legítimo suponer que Zapatero está poniendo el Estado en almoneda. Pidiendo tiempo para llegar a unas próximas elecciones anticipadas y pidiendo a la prensa silencio para que de aquí a septiembre el monje negro, Rubalcaba, informe a los parlamentarios de lo logrado. El presidente no exige nada a ETA y nos condiciona a los ciudadanos de bien. Que Dios le confunda aún más». Qué tremebundo, ¿verdad?

Y al corbatero policromado José María Carrascal, en “La Razón”, le parecía que las cosas están aún peor: «La derrota de España ante Francia no fue nada comparada con la que sufrió ante ETA dos días más tarde. Al menos ante Francia luchamos. Ante ETA, nos rendimos, y para mayor escarnio, el gol de la derrota lo marcó el capitán de nuestro equipo. Incumpliendo, como acostumbra, su palabra, José Luis Rodríguez Zapatero informó a la prensa, no al Congreso (...). Regalándola de paso a lo que venía buscando desde que empezó a asesinar: el derecho a la autodeterminación. ¿Para qué se necesita ya esa negociación si se entrega de antemano el principal objeto de la misma? ¿Para qué necesita ETA seguir asesinando si el presidente del Gobierno español le dice que respetará las decisiones de los ciudadanos vascos?». Mira tú por dóndeŠ

Y, también en “La Razón”, José Antonio Vera sentenciaba que «lo importante del proceso no está en los presos. Lo ha dicho Eta. Lo importante está en la Mesa Política. Una mesa fuera del Parlamento vasco en la que los partidos nacionalistas tendrán mayoría. Y estos partidos piden el derecho a la autodeterminación y la anexión de Navarra. Se supone que la decisión de la Mesa deberá ser respetada. Zapatero ha declarado solemnemente que acatará ‘lo que digan los vascos’ (...) ¿Tenemos algo que decir sobre esto el resto de los españoles?». Y más: «Sabemos que Zetapé lo tiene todo pactado (...). Luego no es verdad que la paz no tenga un precio político. El precio lo ha puesto Eta. Zetapé está dispuesto a pagarlo. Así cualquiera». - msoroa@gara.net