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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-07-03
Helena Berruezo (*)
Sin... vergüenza

A los ciudadanos de Barañáin no les sorprende nada de lo que pasa en su ciudad, se están acostumbrando a situaciones que son rocambolescas por las que nadie se sonroja y por las que tampoco se dan explicaciones. A saber, UPN se olvida presentar su candidatura al Ayuntamiento; dijeron que fue un olvido, quizás motivado por las grandes preocupaciones y el exceso de trabajo de la persona responsable de esos menesteres en aquel momento. Y el Consejero de Cultura de UPN se olvida de que la Fundación Auditorio de Barañáin debe recibir el mismo tratamiento que las otras dos fundaciones que ofrecen a sus ciudadanos actividad cultural de primer orden. ¿Se olvida, o es deliberado?

Después de aquel olvido, me refiero a la presentación de la candidatura, UPN perdió la Alcaldía de Barañáin. Hay que recordar que se trata del tercer Ayuntamiento de Navarra. Y en las elecciones de mayo de 2003 fuel el can-didato del PSN-PSOE quien llegó a la Alcaldía, y quien está gobernando ese municipio después de llegar a un acuerdo las fuerzas de progreso de esa ciudad.

Está claro que el partido de la derecha navarra no ha podido digerir esta situación, la prueba es la constante crítica, tanto desde el Gobierno Foral, a través de su portavoz, como desde la sede de UPN que se hace sobre una actuación absolutamente democrática. ¿O, no pueden votar los grupos municipales la investidura del alcalde de su municipio en la persona que crean conveniente? ¿Está investido el partido de la derecha navarra de un aura especial para tener que perpetuarse en el poder como si fuera un derecho divino? Tal como actúan, parece ser que sí, que tiene que ser así. Como ellos quieren, para que las cosas sigan con la normalidad que ellos desean para poder seguir en el poder y hacer las cosas a su manera, como más les convenga. Y si algo cambia sin su permiso, pues nos enteramos. Por que ellos son así y no pierden ocasión de demostrarlo y de recordarnos que Navarra es su cortijo y aquí no se mueve nada ni nadie sin su permiso.

Por tercer año consecutivo, es decir, desde su apertura, el auditorio de Barañáin se ha quedado fuera de las ayudas a entidades culturales. De nada ha servido su importante andadura, con más de 589 eventos, la asistencia de 230.390 espectadores, el alojar en sus dependencias a diferentes grupos culturales y el formar parte de la Red Nacional de Teatros y Auditorios de Titularidad Pública.

Gracias al mal hacer, a la mala voluntad, al sectarismo político y cultural del Consejero de Cultura del Gobierno de Navarra con un ayuntamiento que no es de su color político, que no está gobernado por ellos, es decir por UPN. Y gracias también a la mediocridad de quien rige los destinos de la Cultura en Navarra, a su escaso criterio, a su poca capacidad y a la nula planificación para gestionar la Cultura en la Comunidad Foral.

Los dos primeros años sin recibir ayuda parecía sospechoso, pero el tercero, después de demostrar que ese ayuntamiento, a través de la Fundación Auditorio de Barañáin, está haciendo la mejor programación cultural, ya no podemos decir que sea sospechoso. Queda claro que las razones no son culturales, sino políticas. Y todo esto demuestra un déficit democrático, que cuando menos nos debe preocupar.

Sólo desde el resentimiento, desde la escasa altura de miras, y desde la obediencia servil se puede actuar tan miserablemente, al estilo más caciquil de tiempos pasados aunque no tan lejanos, que harían sonrojar a cualquiera. Menos a un tal Juan Ramón Corpas Mauleón, que gestiona un departamento desde la improvisación más absoluta, priorizando las políticas de subvenciones de forma clientelar con una pérdida de liderazgo del servicio de Acción Cultural a favor de una importante presencia de fundaciones creadas para evitar el control del Parlamento de Navarra, pero que se mantienen con dinero público.

Con una abusiva utilización de programas coyunturales como el V Centenario de San Francisco Javier, con un claro sesgo político e ideológico, además de una importante inversión que, sin ser demagógicos, podríamos decir que el dinero público que se ha invertido en los Jesuitas de Javier bien podía haber servido para crear infraestructuras culturales de carácter público que también se necesitan.

Un departamento con grandes carencias, como la falta de políticas claras de apoyo a la creación y a los creadores, la inexistencia de políticas culturales para jóvenes.

No se tiene definido un auténtico plan de inversiones para infraestructuras culturales y, lo que más nos preocupa, la ausencia de un proyecto de gestión que resulte viable para todos y cada uno de los edificios que el Gobierno de Navarra ha creado y equipado para la actividad cultural.

Hay que recordar la envidiable situación de otros tiempos en materia de Patrimonio Histórico Artístico, y poner de manifiesto el de- ficiente estado en que se encuentran algunas obras arquitectónicas de nuestro patrimonio. Denunciar la absoluta falta de planes directores tanto arquitectónicos como arqueológicos; esto ha llevado al Departamento a realizar actuaciones brutales, calificadas por algunos expertos de expolio a la humanidad, como fue el tratamiento que recibieron los restos arqueológicos de la Plaza del Castillo de Pamplona.

Esto es, a grandes rasgos, la situación en que se encuentra el Departamento que dirige Juan Ramón Corpas Mauleón, todo un disparate, y además se permite el lujo de decidir a quién subvenciona y a quién no. Algunos tenemos las ideas muy claras y qué proyectos hay que plantear para que la cultura sea un derecho ciudadano. Las políticas culturales son las que diferencian a un gobierno de derechas y conservador de otro de izquierdas y progresista. Y, si no, ahí tienen la prueba, el auditorio de Barañáin abandonado a su suerte por progresista, y los derechos de sus ciudadanos vulnerados. ¿No les parece que se viene realizando por tercer año consecutivo una actuación irregular sin ningún tipo de vergüenza por parte del consejero de Cultura del Gobierno de Navarra? Pero no ha sido la única, ha habido más.

En fin, como decía el poeta, ser de derechas no es una desgracia, es sólo una equivocación; ser un inútil no es un problema, es una desgracia; pero el problema lo tenemos si el que gobierna pasa de la gente y le echa mucha cara a la cosa pública. -

(*) Helena Berruezo es portavoz de Cultura del grupo Socialistas del Parlamento de Navarra


 
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