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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-07-03
Iker CASANOVA | Procesado en el sumario 18/98 y ex preso político vasco
«Esta y otras agresiones son un elemento de distorsión en el actual momento político»
Apenas unos días después de abandonar la cárcel, el primer pensamiento de Iker Casanova es para los presos políticos vascos y, especialmente, para Ruben Nieto e Iker Beristain, compañeros de fatigas desde el inicio del juicio. Destaca que la movilización social ha logrado «dar la vuelta a la tortilla» sobre este sumario, y que sea el Estado el que esté cuestionado.

Es la primera vez que Iker Casanova posa con la misma camiseta que sus compañeros procesados en el sumario 18/98 ya que, mientras estuvo preso, la Guardia Civil le registró todos los días a fin de evitar que portara ninguna prenda reivindicativa. Lo mismo que siguen haciendo con Ruben Nieto e Iker Beristain, a quienes Casanova quiere recordar durante la entrevista, al igual que «a todos los compañeros que se han quedado dentro». En uno de los recesos de la vista, describe su vivencia a lo largo de estos siete meses y relata la perspectiva que en el interior de las prisiones existe sobre este sumario y sobre el actual momento político.

­Durante estos meses hemos conocido la vivencia de los procesados, pero no ha trascendido tanto la experiencia de los tres acusados presos.

Ha sido un proceso que nos ha condicionado la vida durante todo este tiempo, porque el día en el que tenemos juicio nuestra actividad comienza a las siete de la mañana y, en relación al juicio, acaba a las nueve de la noche. Por tanto, todo el día está monográficamente dedicado a lo mismo. Supone, además, que pasemos dos horas al día en conducciones, en la furgoneta de la Guardia Civil, esposados a la espalda, haciendo el viaje en condiciones precarias; y otras seis horas entre los recesos, descansos y paradas, en una celda absolutamente desnuda. Asimismo, está todo lo que supone de desorden en horarios de comida y de imposibilidad de desarrollar dentro de la cárcel las actividades con las que normalmente hacemos frente a una vida cotidiana, que ya de por sí es dura. Por tanto, han sido unos meses bastante duros en los que el juicio ha sido el eje central de nuestra vida.

­En este tiempo han vivido momentos muy duros, como la muerte de Jokin Gorostidi, las graves enfermedades de varios procesados, accidentes como el que sufrieron sus familiares y, al margen del juicio, la muerte de los presos políticos Igor Angulo y Roberto Sainz. ¿Cómo se viven estas situaciones estando encerrado?

En general, cuando estás en la cárcel cualquier cosa de este tipo se vive con bastante impotencia. Porque cuando no estás en la cárcel tienes la posibilidad de participar en más acciones, aunque sea sólo a nivel de protesta, que te permiten encauzar la rabia o las ganas de denunciar estos hechos. Pero cuando estás dentro incluso eso te queda bastante limitado. Lo que no significa que no hayamos desarrollado en la cárcel nuestras propias acciones de protesta contra estos hechos.

­En torno a este sumario y al resto de los abiertos en la Audiencia Nacional, se ha desarrollado una importante dinámica de movilizaciones en la sociedad vasca. ¿Les ha llegado su eco al interior de las cárceles?

Sí, desde luego. Incluso hay una cierta sensación de que el coste que nos está suponiendo a nosotros este juicio a nivel personal puede verse de alguna forma compensado por el hecho de que se le está dando la vuelta al objetivo que el Estado tenía con todos estos procedimientos. Si lo que el Estado pretendía hacer era una especie de ofensiva final, que culminara con la desaparición de las diferentes organizaciones de la izquierda abertzale de la vida política de Euskal Herria, a través de la respuesta que se está articulando en torno a estos procesos lo que se está haciendo es, precisamente, poner en cuestión esa estrategia. Se le está dando la vuelta a la tortilla, haciendo que quien esté hoy por hoy cuestionado no sea la izquierda abertzale o su derecho a organizarse y a trabajar políticamente, sino la propia política del Estado español. Incluso los instrumentos que está utilizando en esa dinámica de acoso, como puede ser la propia Audiencia Nacional.

­¿Entre el resto de los presos políticos vascos también se está siguiendo con atención el desarrollo del juicio?

Sí, porque realmente este juicio es algo más que un proceso en el que está implicada mucha gente de una forma cuantitativa. Es mucho más, es el reflejo de una política que el Estado español puso en marcha hace años destinada a la eliminación política de la izquierda abertzale, y lo que aquí se está viendo es una consecuencia de esa apuesta. El hecho de que hayamos parado esa estrategia y le estemos dando la vuelta es una noticia y una referencia política de primer orden. Aún así, a pesar de los logros políticos que se están consiguiendo en torno a este juicio, el proceso judicial sigue adelante y no se ha conseguido todavía parar esta agresión, que creo que junto con otras agresiones que se están dando, son elementos enormes de distorsión en un momento político en el que todos estamos mirando a una fase distinta. Por tanto, ahora la apuesta es que, más allá del logro político, se consiga el logro práctico de que cese este juicio y cualquiera de esas medidas que están distorsionando el momento político actual.

­Menciona el momento político. ¿Cómo se está viviendo en el interior de las cárceles?

Con bastante atención, con bastante interés, y también con mucha serenidad, porque es necesario mantener la calma. Yo creo que desde el primer momento, el colectivo ha hecho una lectura adecuada del proceso, en el sentido de entenderlo como una gran oportunidad que podrá concluir de una forma satisfactoria en función de la capacidad que tenga Euskal Herria de presionar para que el proceso termine en los términos democráticos por los que estamos peleando. Pero de la misma forma que sabemos que puede salir bien, también sabemos que existen riesgos. Por tanto, se hace una lectura serena, y más teniendo en cuenta que por la especial incidencia que sobre EPPK tiene un proceso de estas características, estamos obligados a mantener una moderación en las expectativas. Pero, desde luego, existe una ilusión y una gran apreciación de la oportunidad que realmente existe. -


 
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