Hasta no hace mucho tiempo, este pico de 2.528 metros no era muy visitado, y las posibles líneas invernales que se divisaban tampoco atraían demasiado. Pero la situación ha cambiado mucho y, en la actualidad, podemos elegir un buen elenco de objetivos.

El único pero de esta propuesta no tiene nada que ver con el propio Pico de Culivillas, más bien con el apósito que tiene al lado: la estación de esquí de Formigal. Y es que el punto de partida es esta estación que sigue destrozando montañas y valles con sus ampliaciones. Pero si nos olvidamos de esa realidad, esta montaña brinda un panorama espectacular sobre las cumbres de los alrededores, y en particular sobre la Pala de Ip, Peña Telera, Midi d'Ossau o su vecina Anayet.

Tras un rápido visionado, nos daremos cuenta de que sus caras norte y norte-noroeste son las que más juego dan a la hora de hincarles el diente en esta temporada invernal. No es que sean unas paredes de grandes dimensiones, con espectaculares cascadas o corredores, dificultades extremas, etc. Culivillas presenta una cara más amable y abierta al gran público. Pero, para el que quiera más emoción, en la cara este a veces se forman unos interesantes carámbanos de hielo (particulares standings).

En esta ocasión, nos centraremos en las vertientes citadas, así como en la ya clásica vía de la cara este. En cuanto a la más sombría, la norte, presenta muchas alternativas de escaladas mixtas, con recorridos que no superan los 250 metros. El material para acometer dichas líneas es el habitual, pero es conveniente llevar unos 3-4 tornillos de hielo (si son cortos, mejor), una media docena de friends y 5 o 6 pitones.

Variadas propuestas

Excepto la vía de la cara este, las demás (cara norte y norte-noroeste) se pueden observar en las dos imágenes adjuntas.

Vía 1: Es la más asequible de todas. Con una dificultad de AD y 250 metros de recorrido, esta línea se caracteriza por una sucesión de pendientes de 50º, entrecortadas en ciertos momentos por algún que otro resalte de 65º máximo.

Vía 2: Le jeu en Vaut de Chandelle. Abierta en marzo de 1988 por S. Férigo y T. Pére. Otros 250 metros de línea con una dificultad de MD-. Se trata de una vía con una serie de cascadas de cortos resaltes de 85º. En la parte superior encontraremos una placa de unos 10 metros a 80º, y termina por un corredor a 55º que lleva a la misma cumbre.

Vía 3: Es el recorrido más corto, con 80 metros y dificultad de D. Se encadena una goulotte con un corto resalte de 85º. Se puede seguir a la cima por un corredor (45º) o una travesía a la derecha para enlazar con el collado de descenso.

Vía 4. D-, 180 metros. Itinerario evidente y variado, en el caso de que no se eviten sus dificultades. Placas máximo a 75º. A la derecha de esta vía se encuentra la ruta Quinquella la Bella, abierta por P. Viscarret y A. Urtasun (180 m, IV, 4).

Vía 5. Cara norte, norte-noroeste. Abierta por F. Domage y M. Goyenetche en enero de 1991. Es la clásica (D), con 250 metros. Empieza con unos resaltes a 65º, le sigue un largo de cascada máximo 80º y termina por un corredor a 55º.

Vía 6. MD-, 250 metros. Se caracteriza por una escalada en placas finas y delicadas al comienzo (máximo 80º). Le siguen unas pendientes de 50º entrecortadas por resaltes de 70º máximo.

Vía 7. D+, 250 metros. Pendientes a 50º al comienzo con alguna superación en placa a 70º. Le sigue una cascada de 20 metros y un resalte corto a 90º; pequeña barrera de roca con un paso de IV y una goulotte a 55º hasta la arista.

Vía 8. D, 250 metros. Corredor a 50º, luego una goulotte a 75º máximo y un paso mixto. Termina por pendientes a 50º, con algún resalte corto a 65º.

Por último, en su cara este tenemos el corredor Marchando una de vermut, abierto en 1986. AD, 250 m. Pendientes de 45º-55º, y resalte corto a 55º.