Rabanera, por Dios
He crecido viendo sufrir a mis abuelos y teniendo que ver las caras de los torturadores y de los asesinos
Jesús Estrada Arrondo
Miembro de Ahaztuak 1936-1977
La razón por la que escribo es porque tengo el compromiso de no callarme, por todas esas personas que lo tuvieron que hacer. Me llamo igual que mi tío, uno de tantos alaveses que los fascistas mataron.
Jesús Estrada Abalos fue encarcelado el 20 de julio de 1936. El 31 de marzo de 1937 fue sacado de la prisión de La Paz de Vitoria junto a otros 15 presos. Su destino fue el puerto de Azazeta, donde los fusilaron y enterraron. La estrategia de exterminio de los golpistas eligió el mismo destino para otros muchos alaveses, a los que Rabanera debería tener en cuenta cuando habla de las «buenas intenciones de los dos bandos».
Yo he crecido viendo sufrir a mis abuelos, llorando en silencio, callando y aguantando, teniendo que ver las caras de los torturadores y de los asesinos. Porque también he visto cómo vivían y se comportaban los franquistas. Yo conocí a uno de los mayores represores que hubo en Vitoria, se llamaba Bruno Ruiz de Apodaca y se jactaba de haber matado a 108 personas él solito. El 1 de mayo de 1967, bajando de Estibaliz, este asesino en compañía del policía Anuncibay, me pidió que me identificara y al ver mi nombre, se acordó de mi tío, Apodaca gritó: ¡No puede ser! ¡Jesús Estrada! ¡No puede ser!
Pues sí puede ser, aquí estoy, aquí estamos y no vamos a permitir que se olvide la dictadura, la represión, sus responsables y sus cómplices y por la recuperación de la memoria histórica democrática y antifascista.
¿Por qué se opone a la colocación de un monolito por las víctimas del franquismo? ¿Acaso le parece bien lo que hicieron los falangistas, los requetés, los militares golpistas y sus aliados fascistas alemanes e italianos? ¿Justifica o defiende la represión de la dictadura y la vulneración de los derechos humanos, civiles y políticos que supuso?
En las legislaciones de otros estados europeos es delito glorificar los regímenes fascistas, negar el holocausto, justificar el nazismo... aquí todo parece que sigue «atado y bien atado». Aquí, el pleno de las Juntas de Alava aprueba colocar un monolito en homenaje a los represaliados por el franquismo y el diputado general se niega a acatar el mandato porque no es vinculante. Se niega a homenajear a las víctimas de una dictadura: ¡Qué democrático! Tanto como la placa que sigue colocada en Laguardia: «Para honor y memoria del heroico coronel Don Luis Rabanera y Almite-Zarrobe muerto gloriosamente el 20 de abril de 1937 por Dios y por la Patria en el frente de Vizcaya. La villa de Laguardia, que le adoptó por hijo predilecto, le dedica esta lápida grabando las siguientes memorables palabras de una carta a su familia al iniciarse el Salvador Alzamiento Nacional: Mi mujer, mis hijos, mis nietos, mis hermanas son en estos momentos cosas secundarias ante lo que significa este movimiento, ¡Todo por Dios y por la Patria!».
Rabanera, por Dios... es necesario concienciar a la sociedad de que no son equiparables los que dan un golpe de estado e imponen una dictadura con quienes sufren la represión fascista.