Regreso al triple por dos arreones
Los rojillos volvieron a conocer el triunfo fuera de su estadio gracias a dos goles de Soldado en la última fase del partido que le enfrentó al colista. Los de Ziganda, que no jugaron más que a ráfagas, sumaron su cuarta victoria a domicilio en lo que va de Liga.
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Osasuna tuvo que rendir visita al colista para volver a recuperar la senda del triunfo a domicilio después de tres partidos foráneos sin haber rascado bola -Anoeta, Vicente Calderón y Alfonso Pérez-, amén de la goleada que encajó en este último estadio en competición copera.
Sin embargo, la cuarta victoria lejos de El Sadar no trajo consigo una mejora en el juego del equipo. Más bien al contrario, Osasuna se dedicó a dormitar durante gran parte del encuentro y sólo cuando se vio desbordado por el rival puso toda la carne en el asador para evitar la derrota y afrontar con mayor tranquilidad el choque europeo del miércoles.
El que los de Ziganda marcaran bastante temprano, lejos de asentar a los rojillos, les hizo relajarse. Cría fama y échate a dormir. Pero todo el mundo sabe que sin pelea, esfuerzo y ganas de por medio, la escuadra navarra roza la mediocridad.
Y así ocurrió. Cedió terreno, bajó intensidad y los anfitriones, sabedores de lo que había en juego por su parte, se cebaron con la portería visitante. Haciendo caso omiso a su presidente, en el lado contrario daba la impresión de que se pensaba más en llegar a Burdeos con el mínimo desgaste posible que en garantizar tres puntos muy importantes.
Por eso sucedió lo que tenía que pasar. Otra vez la estrategia les jugó una mala pasada: dos goles más a sumar en el debe de los entrenamientos de Tajonar. Errores que en tierras bordelesas se pueden pagar muy caros, dada la diferencia de nivel de los rivales europeos.
A falta de media hora para el final, de nada le servía al preparador de Larraintzar haber alineado de inicio al último trivote que consiguió un triunfo foráneo en Villarreal -Nekounam, Raúl García y Font- y que, a excepción del iraní, se fue diluyendo como un azucarillo. Pero el Cuco reaccionó con prontitud a la vista del embrollo creado -sabe leer como nadie qué necesita el equipo ante una situación de atasco- y regresó al tradicional 4-4-2 para firmar la remontada.
Juanfran y Milosevic -sobre todo el primero- posibilitaron un arreón de última hora, por orgullo y la cierta necesidad que daba el saberse a cinco puntos del descenso y con un Nastic que podía asomar la cabeza y verse con posibilidades a la vista del 2-1 favorable en aquellos momentos.
Alguien debía materializar el empujón de los recién salidos del banquillo y ése no podía ser otro que un Soldado en racha. El valenciano estuvo en el sitio adecuado en el momento oportuno para firmar una voltereta que, a fuerza de ser justos, parecía excesivo premio para los méritos de los rojillos.
Piel vendida, pero no cazada
Pero es que al Nàstic le pasó lo que a Osasuna en la primera parte. Creyó tener la piel del oso vendida y resulta que el plantígrado le dio dos zarpazos definitivos cuando menos se lo esperaba. El ariete valenciano ya suma ocho goles en Liga y no estaría nada mal que en Burdeos continuara con esta positiva línea anotadora.
Firmada la recuperación en el marcador, vuelta la burra al trigo. Un cuarto de hora de agobio con la sola presencia de Makukula inquietando la meta rojilla debido a la dificultad para defender la envergadura del jugador africano, que dispuso de la oportunidad de empatar en el descuento.
Al final lo que suman son los puntos y, tras lo ocurrido en el Nou Estadi, los navarros alcanzaron la treintena, colocándose en una cómoda novena plaza, a ocho puntos del descenso y a cinco de los puestos de Copa de la UEFA.
Precisamente un torneo en el que Osasuna tratará de dar el do de pecho sin apenas tiempo para la recuperación, en poco más de 48 horas. En cualquier caso, la competición europea es bastante más exigente, por lo que las prestaciones de la escuadra navarra deberán subir muchos enteros ante el Girondins si no quiere firmar una decepción ante la marea rojilla que se va a desplazar hasta el estadio Chaban Delmas.
«Llevábamos la lección aprendida de lo que había sufrido aquí el Espanyol, aunque hay que felicitarles por el peligro que llevan a balón parado –añadió el míster osasunista–. Ha sido un partido de toma y daca, son tres puntos muy importantes, aunque futbolísticamente no hemos estado muy a gusto en el campo», insistió.
«Hemos entrenado bien, pero a raíz del gol han apretado. Estábamos tan cómodos que nos hemos relajado. En el segundo tiempo el partido estaba otra vez soso, nos han dado la vuelta, pero hemos sabido reaccionar perfectamente», relató.
Por su parte, David López, que botó las dos faltas que propiciaron el 0-1 y el 2-2, también admitió que el equipo «ha pensado que iba a ser fácil, pero el Nàstic nos lo ha puesto muy complicado», de ahí que valorara la capacidad de reacción de la escuadra navarra como «lo más importante».
El riojano viene acumulando muchos partidos en sus botas y, con las lesiones de Valdo y Delporte, no parece que vaya a tener descanso de momento. De hecho, no quiere que esto se produzca, máxime cuando se acerca un choque tan apetecible como el europeo ante el Girondins, si bien asumió que «me encuentro muy cansado al final de los partidos, pero recupero bien y pronto».
Cuéllar, que abrió el marcador, mostró su preocupación por los goles encajados en jugadas de estrategia, «porque es algo que viene de atrás». GARA