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Mociones y filtraciones

 

Iñaki IRIONDO

Desde antes incluso de su nacimiento oficial, ya quedó claro que Ahotsak era un movimiento que no gustaba nada a la oficialidad del PSOE, aunque algunos altos cargos del PSE no fueran del todo ajenos a los primeros pasos del colectivo. El próximo viernes, 16 de febrero, se cumplirá un año de la filtración inicial que anunciaba que «destacadas dirigentes del PSE, PNV y Batasuna promueven un texto por la paz», lo que llevó al entonces portavoz del PSOE en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, a asegurar que «no va a haber ninguna firma de un dirigente socialista en ningún documento en que figure la firma de Batasuna», y a la dirección del PSE a hacer pública una nota en la que afirmaba que no normalizaría sus relaciones con Batasuna mientras no rechace la violencia de ETA.

A finales de noviembre se produjo otro movimiento extraño en torno a Ahotsak que invitaba a pensar que no sólo el PSOE se sentía incómodo con su existencia. En vísperas del acto que el 2 de diciembre iba a reunir a cientos de mujeres en el Euskalduna, el PNV presentó por su cuenta algunas mociones de apoyo a Ahotsak en varios ayuntamientos, lo que obligaba a concejales del PSOE a pronunciarse públicamente. La iniciativa jeltzale no fue avalada por el colectivo y algunas de sus componentes entendieron aquella intervención como un intento de crear contradicciones en Ahotsak, y de querer aprovechar el distanciamiento del PSOE para devaluar el valor del propio colectivo.

Tras el atentando contra el aeropuerto de Barajas, se incrementaron las presiones del PSOE sobre sus militantes. También Ezker Batua exigió condenas a ETA. Tampoco a nadie le pasó desapercibida la declaración del presidente del EBB, Josu Jon Imaz, que se mostró «decepcionado» por la reacción de Ahotsak tras el ataque contra la T-4 y acusó al colectivo de hacer «juegos semánticos».

Las prisas y las filtraciones de estos días guardan mucha relación con este juego nada inocente de presiones. Hay formaciones políticas que no admiten la necesidad de colectivos-puente que por su condición y para preservar su virtualidad han de regirse por patrones de comportamiento que no pueden ser un calco de las relaciones entre partidos. Ahotsak no ha sido hasta la fecha una coordinadora de de partidos y también ahora podrá sortear ese deseo de tantos dirigentes varones.

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