La UE suaviza su postura para buscar el acercamiento con Belgrado
Los ministros de Exteriores de la Unión Europea se reunieron ayer en Bruselas para tratar de acercar posiciones con Serbia, que quiere retomar las negociaciones para colaborar con la UE y, al mismo tiempo, debe negociar con la comunidad internacional el futuro de Kosovo, territorio poblado mayoritariamente por albaneses, pero que los serbios consideran como una parte irrenunciable de su país.
GARA |
Los 27 suavizaron ligeramente las condiciones impuestas a Belgrado para retomar las negociaciones de acercamiento a la UE, con el objetivo de apoyar a los partidos considerados pro europeos (DS, DSS y G17 Plus) a que formen gobierno en Belgrado y, de paso, hacer frente a la complicada situación de Kosovo.
En un texto difundido ayer en Bruselas, los ministros de Exteriores de la UE indicaron que están dispuestos a retomar las negociaciones con el nuevo Gobierno serbio «desde el momento en el que muestren un apoyo claro mediante acciones concretas para cooperar plenamente» con el Tribunal de La Haya.
Hasta el momento, los 27 exigían más que «un apoyo claro», ya que reclamaban a Belgrado «una plena cooperación verificable» con La Haya para retomar las negociaciones para un acuerdo de estabilidad y cooperación con la UE -primera etapa hacia una eventual integración-, que fueron congeladas en mayo de 2006.
Esta cooperación hace referencia fundamentalmente a la detención de Ratko Mladic, antiguo jefe militar de los serbios de Bosnia, acusado de genocidio por La Haya en 1995 y que se encuentra huido desde entonces.
Algunos estados como el español o Italia querían ofrecer a Belgrado una reanudación de las negociaciones nada más formarse el nuevo Gobierno serbio que deberá salir del Parlamento elegido el 21 de enero.
En cambio, otros, como Bélgica o los Países Bajos -sede del Tribunal de La Haya- insistían en que no se debía prometer nada a Belgrado mientras no probase su determinación a colaborar para sentar en el banquillo de los acusados a Mladic.
Los 27, además, recordaron a Serbia su «carácter europeo», lo que se interpreta como la zanahoria que ofrece la diplomacia de la UE en su intento de instalar un Gobierno afín a sus intereses en Belgrado.
En la búsqueda del mensaje adecuado para dirigir a Serbia, los 27 estuvieron muy influenciados por la situación que se vive en Kosovo, provincia administrada por la ONU desde 1999.
El objetivo de la UE es que la fase final de consultas que el enviado de la ONU, Martti Ahtisaari, retomará el 21 de febrero con serbios y kosovares provoque el menor trastorno, para permitir al Consejo de Seguridad adoptar una postura definitiva sobre Kosovo a finales de marzo.
Los ministros de Exteriores mostraron su «apoyo unánime» a la labor de Ahtisaari, subrayó el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, cuyo país preside la UE.
Junto a ello, Steinmeier reconoció que es mucho más que probable que el Consejo de Seguridad tenga que adoptar una decisión sobre el estatus de Kosovo antes de que serbios y kosovares lleguen a un acuerdo.
Evitar el veto ruso en la ONU
Tanto Steinmeier como el comisario europeo de Ampliación, Olli Rehn, se mostraron optimistas ante la posibilidad de que se pueda evitar el veto de Rusia, tradicional aliado de Serbia, en el Consejo de Seguridad, tal y como señaló Vladimir Putin el pasado sábado. Rusia ha mostrado su oposición a la independencia de Kosovo.
Por otra parte, el ministro albanés de Exteriores, Besnik Mustafaj, señaló en París que «la comunidad internacional se verá obligada a imponer la decisión que adopte sobre Kosovo», al tiempo que mostró su escepticismo respecto a que se pueda llegar a un acuerdo con el Gobierno de Belgrado.
«Desafortunadamente, Belgrado se ha negado siempre a cualquier clase de acuerdo, lo que no me permite ser optimista sobre la posibilidad de alcanzar un consenso rápidamente», señaló Mustafaj.