Con un considerable retraso llega a nuestras pantallas la versión cinematográfica de esta obra de dibujos animados que, basada en los cómics de Hugo Pratt, también ha conocido una serie televisiva cuyos capítulos han sido editados en DVD. La película, presentada en el Festival de Sitges del 2003, se corresponde con la aventura titulada «Corto Maltés en Siberia», originalmente publicada en 1974. El proyecto forma parte de una ambiciosa coproducción que se ha esforzado en ser fiel no sólo al sencillo estilo de dibujo del autor, sino también a la estructura narrativa de sus historietas. Morelli considera que el tempo de los relatos de Pratt se asemeja al de un Antonioni, por las pausas, los silencios y los tiempos muertos que utiliza. La diferencia reside en su sentido romántico de la aventura en estado puro, fruto de variadas influencias literarias, clásicos del cine y, sobre todo, muchos largos viajes por mar y por tierra.

La acción se sitúa en 1919, en un tren que atraviesa Siberia rumbo a Manchuria. En plena extensión del conflicto entre rusos y chinos, transporta un cargamento de oro de los contrarrevolucionarios zaristas, en cuyo asalto y robo colaborará el legendario marinero por su amistad con la organización secreta Las Linternas Rojas. La documentación histórica se mezcla con personajes reales y míticos; así el héroe tendrá como rival al mismísimo Rasputín, mientras que de exótica mujer fatal ejerce Shanghai Lil, con un nombre al que sólo le falta la última vocal para ser igual que el utilizado por Marlene Dietrich en «El expreso de Shanghai». Lo que introduce está aventura en el trasfondo histórico es una aureola de magia y misterio, una dimensión fantástica llena de enigmas y cábalas que da a los acontecimientos un giro imprevisible que lleva al espectador a reinventar el pasado tal como lo imagino ese gran soñador que fue el maestro de la novela gráfica Hugo Pratt.