La Unión soy yo», titulaba ayer el diario comunista «Il Manifesto» con una gran foto de Prodi, quien, finalmente, ha conseguido desactivar a la izquierda italiana, que el pasado sábado, sin ir más lejos, sacó 100.000 personas a la calle para exigir que el Gobierno italiano no autorice la ampliación de la base que EEUU tiene en Vicenza. «Liberazione», el diario de Rifondazione Comunista, incluia aún ayer un manifiesto en el que se exigía la retirada de las tropas italianas de Afganistán.

Todo esto se acabó. A partir de ahora, Prodi manda y los demás, Rifondazione y PdCI incluidos, obedecen. Esto es lo que han firmado todos los partidos de la coalición que llevó a Prodi al Gobierno. «Il Professore» dice cuál es la política exterior y los alumnos mandan. Si hay dudas o conflictos, como con el TAV Lyon-Turín, la tesis del boloñés es la que prevalece. Se hace el tren y se acabó la discusión. Y al que pretende ser coherente, se le expulsa del partido, como a Franco Turigliatto, miembro de la corriente Izquierda Crítica de Rifondazione, que está ya en el Grupo Mixto.

Prodi, cuyo referente es el Partido Demócrata Europeo del que forman parte la UDF de François Bayrou y el PNV de Josu Jon Imaz, ya no es un independiente que se presentó a las elecciones para derrotar a Berlusconi. Tiene un partido «centrado» en el que manda él y sólo él. Como «Il Cavaliere» en Forza Italia.

La izquierda ya no puede votar contra el envío de tropas a Afganistán. Eso queda para la derecha, que es militarista y está a favor del despliegue, pero utiliza la cuestión para desgastar al Gobierno.