Maite SOROA
Los temores de Del Burgo
El señor Jaime Ignacio del Burgo, conocido por su dilatada trayectoria en las filas del ex-requeté, ha dedicado los últimos años a tratar de demostrar que fue ETA la responsable del 11-M. Fracasado en tan peregrina misión, se dedica a advertir sobre la invasión abertzale. Ayer nos largaba un artículo en «El Mundo» y «Diario de Navarra» titulado «Navarra, el precio de la traición».
Bramaba Del Burgo porque «la lenidad gubernamental y del juez Garzón ha servido para que Batasuna haya puesto de manifiesto que el oscuro deseo del entramado etarra se concentra a corto plazo única y exclusivamente en Navarra». Según el hacendoso fachendoso, Otegi «le regaló (a Zapatero) un caramelo envenenado: con Navarra dentro, el `conflicto político' quedaría resuelto. El ejercicio del derecho a la autodeterminación puede esperar. Para los terroristas, subyugar a Navarra es lo único importante». La reivindicación de la unidad territorial de Euskal Herria le afila el colmillo al diputado: «a nada que ETA garantice que mientras se dialoga no habrá más atentados, el presidente dará paso a la constitución de esa mesa de Euskal Herria (...) Zapatero manifiesta muy poco aprecio por Navarra (...) cuando se le pregunta sobre Navarra, repite una y otra vez que respetará la voluntad de los navarros. Sin embargo, el presidente está empeñado en echar a UPN del Gobierno de Navarra en las elecciones de mayo. Para eso le basta con que, aunque sea por la mínima, el partido fuerista no logre la mayoría absoluta». O sea que respetar la decisión de los navarros pasa por que UPN gobierne aunque no tenga mayoría...
Y Del Burgo ofrece su receta: «Mucha gente se pregunta: ¿qué se puede hacer para evitar que Navarra sea el precio de la traición? (...) Trabajar de forma incansable para convencer a la mayoría sociológica de Navarra, radicalmente contraria a la rendición ante Euskadi, de que la única garantía de que nadie pueda pagar tal precio reside en renovar, por mayoría absoluta, la confianza en el actual Gobierno foral en el próximo Parlamento. Por encima de consideraciones ideológicas o de par- tido, está el destino de Navarra. Y no se olvide que en una sociedad democrática las urnas tienen la última palabra». Si le dan la razón a él, claro. UPN y Del Burgo son así.