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Tres gerocultoras reclaman que se tomen en cuenta sus denuncias por acoso laboral

El Juzgado de lo Social ha dado la razón a la reclamación de cantidades de tres ex empleadas de la Residencia de Ancianos El Rosal. Sin embargo, hasta la fecha ningún juez ha actuado ante los tres testimonios de acoso laboral, ni ante las denuncias por negligencia.

Nerea GOTI |

Mercedes Enjamio, Rocío Pulido y Mª Carmen Marciel acaban de recibir un fallo a su favor del Juzgado de lo Social en respuesta a una reclamación de cantidades interpuesta por las tres gerocultoras contra la empresa en la que trabajaban, la Residencia de Ancianos El Rosal SL, de Barakaldo. La sentencia afecta tanto a horas extraordinarias no cobradas, como a diferencias salariales, «porque no se nos estaba pagando lo que marca el convenio», explican las afectadas, en referencia al convenio colectivo por el que se rige el centro para el que trabajaban, el que afecta al sector de Centros de la Tercera Edad de Bizkaia, en viviendas comunitarias.

Las cantidades a abonar por la empresa oscilan entre 265 euros y 2.003 euros. Sin embargo, la económica no es la única deuda que la empresa ha contraído con las trabajadoras. «Nos pidió un esfuerzo para levantar la empresa, accedimos porque la empresa fuera adelante y, luego ,cuando llegamos al sindicato nos enteramos que nos ha estado estafando en cuanto a salario base, festivos o jornadas nocturnas», recuerda Enjamio, aunque también resalta que ésta no es la única irregularidad, «porque en algún momento hemos estado trabajando sin habérsenos dado de alta en la Seguridad Social y en un caso hasta se han realizado pagos a través de cheques sin fondos».

«nos han humillado»

Las denuncias de las tres empleadas van más allá de la cuestión meramente económica, la única en la que hasta el momento cuentan con una sentencia judicial favorable. «No sólo nos han estafado, nos han acosado, nos han explotado y nos han humillado», afirma tajante Marciel, mientras muestra copias de denuncias por mobbing, que hasta el momento han sido archivadas.

Este es el capítulo que más huella ha dejado no sólo en las afectadas, sino sobre su propio entorno familiar. Destacan que la situación les ha llevado a seguir tratamientos médicos y terapias, ha puesto patas arriba sus vidas familiares y además les ha llevado a experiencias «impensables», como la que vivieron en un despacho de abogados al que acudieron para denunciar acoso, que un letrado atribuyó a su atractivo físico.

Las tres empleadas describen haber sufrido «terror» en sus últimos turnos de trabajo realizados en la residencia. Relatan que las jornadas laborales llegaban a ser extenuantes y, a modo de ejemplo de la magnitud de la carga de trabajo que soportaban, afirman que en cada turno «una auxiliar de enfermería debía atender a ocho ancianos, muchos de ellos no válidos y algunos con problemas de incontinencia urinaria». Además relatan que la falta de medios les han producido lesiones físicas.

Las afectadas subrayan que pese a no contar con fallos judiciales a su favor en cuanto a acoso o relativas a la actuación de la empresa, han recibido el apoyo de representantes políticos, entre los que señalan de forma particular al alcalde de Barakaldo, Tontxu Rodríguez, así como desde instancias de la Seguridad Social.

«En la Seguridad Social me comentaron que se me estaba tratando como si fuera una baja común, cuando estaba claro que se debía pasar a la mutua. Me comentaron que iban a abrir una investigación sobre este tipo de bajas, que consideran claras bajas laborales y me animaron a seguir luchando por nuestros derechos», explica Marciel.

Cerrada

Las ex empleadas indicaron que la residencia está ya cerrada y que se va a abrir una investigación sobre su actuación. Agregaron que han firmado otras cinco sentencias.

Investigacion

La gerocultoras explican que la tramitación de sus bajas ha dado pie a la apertura de una investigación sobre este tipo de bajas, según les comunicaron en la Seguridad Social.

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