La reunión, denominada como la última oportunidad entre la Unión Ciclista Internacional (UCI) y los organizadores del Tour, el Giro y la Vuelta para encontrar una salida al conflicto relativo al UCI Pro Tour, continuaba ayer por la noche en el aeropuerto de Bruselas. La resolución final podría demorarse hasta hoy o mañana.

La reunión había comenzado poco antes de las 14.00 horas y no había terminado al cierre de esta edición, seguramente por la voluntad de las distintas partes de conseguir de una vez por todas un acuerdo.

Esta tentativa de conciliación había sido convocada el viernes por la asociación de los equipos ciclistas del Pro Tour, cansada de las tensiones entre la UCI y los organizadores, tensiones que, entienden, deben solucionarse antes del comienzo de la París- Niza (11-18 de marzo).

En un salón del aeropuerto internacional de Bruselas, la delegación de la UCI estuvo encabezada por su presidente, Pat McQuaid, y por el mánager del Pro Tour, Alain Rumpf. Por otra parte, se sentaron Patrice Clerc, presidente de ASO, organizador del Tour, Angelo Zomegnan -Giro- y Víctor Cordero -Vuelta-. Asimismo, el belga Patrick Lefevere, presidente de la asociación de equipos y mánager del equipo Quick Step, y su abogado Juan-Louis Dupont representaron los intereses de los conjuntos profesionales.

Al margen del futuro del Pro Tour, se jugaba el control del ciclismo, un pulso entre la UCI y los organizadores de las grandes vueltas. Estos últimos denuncian el método de funcionamiento cerrado del Pro Tour y quieren poder elegir a los equipos en sus pruebas.

Lucha de poder

Este conflicto condujo recientemente a la UCI a prohibir a los equipos del Pro Tour participar en la París-Niza, organizada por la ASO, puesto que, según la UCI, los organizadores de la Carrera del Sol rechazan la participación del Unibet, que forma parte del Pro Tour.

Precisamente, la ausencia del Unibet en la lista de participantes de la París-Niza, así como en el Giro, la Milán-San Remo o la Tirreno-Adriático, no hizo sino aumentar la tensión entre la UCI y los organizadores. Desde entonces, el cruce de acusaciones ha sido continuo. El pasado 19 de febrero las dos partes no alcanzaron un acuerdo, y la ASO anunció que la París-Niza se regirá según las directrices de la Federación francesa.

La UCI respondió con una carta a los equipos en la que indicaba que en esas condiciones los Pro Tour no podían disputar la carrera porque la París-Niza pasaba a ser «una simple prueba nacional y el reglamento del Pro Tour no consiente a los 20 equipos participar».

Antes de la reunión de ayer. McQuaid lanzó un aviso a las grandes vueltas en declaraciones al diario «Le Figaro», si bien se mostró convencido de poder alcanzar un acuerdo.

«Los organizadores no pueden dictar sus reglas, sería la anarquía, una situación inaceptable. Es importante que todos los organizadores sigan el reglamento», apuntó.