La religión, el fútbol y el amor son asuntos transversales. En televisión, el fútbol y los anuncios de coches y de productos de baño y aditamento personal también forman parte obligada de casi todos los espacios en todos los segmentos horarios. Por lo tanto, al ir depurando esta encuesta urgente, nos queda como la transversalidad transversal de todas las transversalidades y sin discusión: el fútbol. Te pongas como te pongas, el fútbol te toca de frente, de espalda, de costado, de refilón, por arriba o por abajo, siempre, a todas horas y si es posible con dosis subliminales de patrioterismo barato.

«No me digas que no te gusta el fútbol» es el título del nuevo espacio de La Sexta que viene a disfrazar un poco lo monocorde de su anterior oferta. Es lo mismo, pero van cambiando presentadores, dándoles nuevos rostros, incorporando a mujeres que, se supone, llamarán todavía más la atención de algunos forofos despistados. Junto a la bella, la bestia: López Iturriaga, presentado como «el baloncestista que más sabe de fútbol». Bueno, y si sabe poco o mucho de fútbol no importa, porque tiene demostrado que es un magnífico entretenedor que igual presenta un concurso que una gala benéfica. Por parejas mixtas, intenta que la hora de los resúmenes, de las jugadas polémicas, de los análisis escape del aire de tensión anterior y se convierta en una oferta más amplia, como si rebajando el tono se lograra alcanzar mayor interés.

Lo que es casi cómico, una especie de gag espontáneo al estilo de «Vaya Semanita», es presenciar los dos programas solapados de ETB sobre el asunto transversal. En días como el domingo pasado se asiste a un velatorio. La cara de alguno de los presentadores es realmente un poema que refleja el patetismo de toda la impotencia imperante. Y es que, televisivamente hablando, una temporada sin fútbol de primera, es muy larga, con muchas lagunas y problemas a resolver en todos los campos de los programas de deporte. Si las tres capitales de la CAV están con equipos en segunda división, algo debería pasar. ¿Caería el partido hegemónico que tantas manos ha metido en el fútbol? Hasta ahí podría llegar la ola de pesimismo.