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El Consistorio bilbaino lleva 17 años presentando mejoras en la red de aguas que no termina de acometer

En las últimas dos décadas, el Consistorio bilbaino lleva presentando numerosos planes de mejora de las redes de abastecimiento de agua, algunos de los cuales se han repetido durante lustros, aunque finalmente no terminan de ejecutarse y nadie dice nada.

Agustín GOIKOETXEA

La memoria es frágil o así lo deben estimar los responsables municipales de Bilbo. Desde antes de los años 90 vienen presentando numerosos planes de mejora de las redes de abastecimiento de agua, alguno de los cuales se ha repetido a lo largo de lustros una y otra vez, pero de los que ahora no se sabe nada o, al menos, no se ha dicho nada del estado de tanta planificación anunciada a bombo y platillo.

El último ejemplo ha sido el plan de ahorro de agua presentado el pasado 20 de febrero a los medios de comunicación por parte del concejal delegado de Obras y Servicios, José Luis Sabas. Este programa municipal es una reedición del anunciado en 1990 por el entonces director de Obras y Servicios, Julián Uriarte, bajo el mandato del díscolo José María Gorordo. Poco después, a las órdenes de Josu Ortuondo, Pedro Barreiro, concejal delegado de Obras y Servicios y actual gerente del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, informó de otro programa para la automatización y localización, de forma inmediata, de averías en la extensa red de conducciones que serpentea la ciudad.

Una simple ojeada a la hemeroteca nos muestra que no se ha acometido, por ejemplo, la interconexión entre las redes de abastecimiento de ambas márgenes de Bilbo para poder enviar el agua de los depósitos de la margen izquierda -proveniente del pantano burgalés de Ordunte- a la derecha, suministrados habitualmente por los recursos del Consorcio. Se trataría de depender de los recursos propios frente a los de la mancomunidad -el sistema del Zadorra y el embalse de Zollo- que se está descubriendo demasiado frágil en los últimos tiempos.

Respecto a cuánta población se podría abastecer con todos los recursos municipales al 100% de operatividad, ya en 1990 se aseguraba que podría ser hasta el 95% de la población del Botxo. Por lo tanto, se sabe el alcance e importancia de poder aprovechar Ordunte a pleno rendimiento, pero pasados 17 años, aunque se ha avanzado bastante, da la impresión de que aún queda muy lejos la posibilidad de su pleno aprovechamiento.

Sin embargo, según la documentación de la época en que se construyó Ordunte (se inauguró en 1934), éste embalse se diseñó para abastecer a 500.000 personas a razón de 250 litros habitante/día. Si actualmente el consumo está en los anunciados 277, debería llegar de sobra para todo Bilbo. No parece que esa sea la realidad actual a juzgar por lo ocurrido en los últimos años.

Nada innovador

Algunas restauraciones de los años 90 ya estaban previstas, incluso, con el proyecto ya redactado en los 80, como por ejemplo la reparación del canal Ordunte-Elejabarri, cuyo proyecto original databa de 1987. Es decir, no se ha hecho nada nuevo ni innovador, sino algo que ya estaba previsto una década antes; y de haberse ejecutado a tiempo, los recursos contra la sequía de 1989-1990 hubieran sido ligeramente mayores que los que se tuvieron entonces.

Este retraso también se acumula en la conexión entre depósitos, ya que desde 1990 está pululando por diferentes departamentos municipales un presupuesto para la unión subfluvial entre el aljibe de Kastrexana y Elorrieta con el fin de abastecer a San Inazio con agua de Ordunte. Han pasado 17 años desde que se propuso esa interconexión y a día de hoy está desaparecida, aunque también la mencionó el equipo de Josu Ortuondo, con Barreiro a la cabeza, en 1995, ofreciendo incluso plazos de ejecución (cuatro años) y costes (3.000 millones de pesetas todos los enlaces entre depósitos).

Del presupuesto de 1990 -205 millones de pesetas- para la conexión Kastrexana-Elorrieta nada se sabe pero, entrados ya en la era del euro, como mínimo se habrá cuadruplicado. Ya en 1994 un técnico municipal había anunciado la misma interconexión con el mismo plazo de ejecución.

Este proyecto se incluyó dentro de una propuesta de Obras y Servicios de 1990 para solicitar un fondo extraordinario de 1.100 millones de pesetas con el que llevar a cabo un plan de recuperación y optimización de los recursos, que se aprobó en Pleno. Un estudio del Ayuntamiento señaló que, a través de este enlace y el de Larraskitu con Zabalbide, se lograría abastecerse sólo de Ordunte. A pesar de ello, ninguno de los enlaces se ha realizado.

En 1992, de nuevo, el equipo de Ortuondo anunció un Plan Integral de Aguas, programa elaborado para «aprovechar el agua desde la propia toma hasta el grifo». Aventuró entonces este alcalde jeltzale que al año siguiente se haría la interconexión entre depósitos «para aprovechar los excedentes para abastecer a otros municipios». No parece que esos criterios de solidaridad se hayan cumplido a fecha de hoy, puesto que estos trabajos no se han ejecutado.

En 1993 se presentó otro «plan de regulación de presiones de la red mediante una conexión en anillo entre diferentes depósitos que garantice una presión uniforme con el fin de disminuir las roturas y garantizar un abastecimiento más efectivo». Esta iniciativa había sido mencionada por el mismo equipo algunos años antes, pero actualmente nada se sabe de él. De todas formas, cuando Josu Ortuondo lo anunció, en el Area de Obras y Servicios nadie sabía nada del plan, y quedaron sorprendidos cuando se les preguntó por él desde los medios de comunicación.

Con estos antecedentes, dignos de ser recordados, José Luis Sabas, uno de los hombres fuertes del equipo de Iñaki Azkuna, presentó el 20 de febrero su «novedoso» plan de ahorro, que quiere desarrollar a lo largo del próximo mandato. Siendo el suministro de agua un tema sensible, el edil daba a conocer, ante una opinión pública muy sensibilizada frente a la sequía y a las puertas de las elecciones municipales, un protocolo de actuación para «optimizar los recursos hídricos» procedentes de Ordunte y reducir las fugas en la red «a la mitad».

La jefa de la Subárea de Aguas y Saneamiento, Noelia Izquierda, reconoció entonces que «se pierde demasiada agua». La estimación municipal es que el año pasado se perdieron 8,11 hectómetros cúbicos (23,19%) en los más de 503 kilómetros de tuberías, de los 34,98 hectómetros cúbicos que se envían hacia la capital. La villa tiene 503.830 metros lineales de conducciones, de los que el 62,75% es posterior a 1970 y el 37,25% es anterior y se está renovando.

De este agua, según datos de 2006, 26,87 hectómetros cúbicos se emplean para el consumo humano, así como para los riegos de jardines y baldeos de calles. Los usuarios de la red de agua dependiente del Consistorio son 152.492 viviendas, 19.758 industrias, 56 centros benéficos y 93 instalaciones municipales, entre otros.

Las previsiones del Ayuntamiento cifran el incremento de la población en las próximas décadas en un 15%, con nuevas zonas de expansión urbanística como Bolueta, Miribilla y Zorrotzaurre, que sería «asumible con una gestión eficaz de la red en su totalidad». En la actualidad, un bilbaino consume una media de 270 litros diarios frente a los 299 litros de hace cuatro años.

Recrecimiento modesto de Ordunte

Una de las claves del plan es el recrecido en medio metro del «labio de vertido» en el pantano de Ordunte, con el que se pretende evitar el desembalse de enero a mayo. Se lograría, según los técnicos, aumentar en un hectómetro cúbico -mil millones de litros- su capacidad, que se establecería en 23. Ordunte aporta el 67% del agua que se consume en la capital vizcaina.

El proyecto tampoco es nuevo, ya que el equipo de Ortuondo propuso en la década de los 90 incrementar la capacidad del pantano burgalés en 10 hectómetros cúbicos. Esta reducción en las pretensiones de los técnicos municipales hay que buscarla en que no es fácil proponer aumentar siete metros la altura de la presa cuando el agua acumulada invadiría terrenos ajenos a Bizkaia, lo que acarrearía conflictos de competencia con la Junta de Castilla y León y la compra de los terrenos afectados por parte del Consistorio bilbaino. La construcción de Ordunte supuso el anegamiento de terrenos de las pedanías burgalesas de Bortedo, Gijano, Nava, Partearroyo, Ribota y Santecilla

Además, se han debido tener en cuenta los 73 años que tiene la presa y la voladura con 2.500 kilos de dinamita que en 1937, en plena guerra, sufrió. En la década de los 90 se reforzó con una inyección de hormigón en su interior, aunque el tiempo corre en contra de esta infraestructura hidraúlica proyectada bajo el mandato del alcalde Federico Moyúa. Otro problema es que con esta antigüedad, el recrecido de Ordunte tendría que efectuarse a vaso vacío para evitar problemas de corrimientos de terrenos.

No es la primera vez que se haría, ya que en origen el embalse diseñado por el ingeniero Estanislao Herrán contenía 20 hectómetros cúbicos y se consiguió su capacidad actual recreciendo el muro de la presa, la sala de compuertas de salida del embalse y los rebosaderos hasta la altura actual, logrando así los otros dos hectómetros de que dispone en este momento. Ahora, se optaría por elevar medio metro los cuatro aliviaderos.

Pero toda la capacidad de almacenaje no es útil, según subrayaron técnicos a GARA. Las cifras suelen ser engañosas, y de la capacidad original a la actual algún que otro hectómetro ya no existirá. No en vano, el barro arrastrado por el agua, acumulado sobre todo en la cola del pantano, habrá restado cierta capacidad al vaso de Ordunte.

De todos es conocido el efecto decantador que se ejerce en los pantanos, por el cual, debido a la quietud de las aguas, los barros contenidos se depositan en las zonas bajas, mientras las aguas más claras quedan en la superficie. Este proceso se produce de forma natural en todos los embalses y a todos les resta cierta capacidad de almacenamiento con el paso de los años.

Por lo tanto, con este pequeño recrecimiento de un hectómetro cúbico, que costaría 200.000 euros a las arcas municipales, únicamente se trataría de restaurar cierto volumen robado a la capacidad original, intentando así lograr recuperárselo a la naturaleza, que siguiendo su curso lo ha reclamado para sí en las últimas décadas.

Nadie se preocupa del cuidado de UNO de los acuíferos de Ordunte

El canal del Cerneja -uno de los principales acuíferos del embalse de Ordunte, que recoge las aguas del río del mismo nombre y del Ventorrillo en las faldas de Los Tornos, en Burgos, hasta sumar su caudal al del arroyo Ordunte- tiene sus instalaciones abandonadas, según una denuncia recogida por este diario. Estas fuentes señalan que la ausencia de mantenimiento y limpieza del canal ha impedido que aporte importantes caudales. Maleza y pequeños arbustos creen en el interior de la conducción restando capacidad de transporte. Además, la rejilla del canal del Cerneja suele estar obstruida por zarzas y maleza. A.G.

Un plan sin horizonte

1990

Presentado al Pleno del Consistorio bilbaino un «novedoso» Plan de Recuperación y Optimización de Recursos.

1992

En diciembre, el alcalde Josu Ortuondo anuncia el Plan Integral de Aguas y Tratamiento de la Red para uniformizar la presión en ella.

1993

En junio, de nuevo, Josu Ortuondo anuncia a la ciudadanía, «por primera vez», el denominado Plan municipal de Aguas.

1993

En noviembre, otra vez, Josu Ortuondo anuncia el plan para uniformizar presiones en la red. Los técnicos afirman que lo desconocen.

1994

En diciembre, el alcalde Josu Ortuondo anuncia el Plan Integral de Aguas y Tratamiento de la Red para uniformizar la presión en ella.

1994

En enero, Ortuondo adelanta las directrices de un Plan de Agua que está desarrollando Obras y Servicios. En abril, Pedro Barreiro aventura la interconexión entre depósitos de agua.

2007

El concejal delegado de Obras y Servicios, José Luis Sabas, presenta un plan de ahorro de agua, que contempla disminuir las fugas.

270

litros del día

Un bilbaino consume a diario, según las estimaciones del Ayuntamiento, 270 litros frente a los 299 de hace tan sólo cuatro años.

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