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Las hermanas, la sobrina y otros familiares «made in Chéjov", a escena

No es que coincida con alguna conmemoración especial, pero, casualidades de la vida y el teatro, el dramaturgo y escritor ruso Anton Chéjov vuelve a estar de moda entre nosotros. Unos beben directamente del clásico, como es el caso del estreno que tendrá lugar esta noche en el Teatro Gayarre, mientras otros optan por relecturas más novedosas, como la que pasean Blanca Portillo y Helio Pedregal por los escenarios con el «After Play" del irlandés Brian Friel.

Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

El enfermizo doctor Antón Chéjov (1860-1904) dejó para la posteridad una colección de relatos y de obras dramáticas que se han convertido en clásicos y han influido de forma decisiva en el teatro contemporáneo, principalmente en el anglosajón. «El tío Vania» (1897) y «Las tres hermanas» (1901) las escribió para la compañía del Teatro de Arte de Moscú. Unas obras que obtuvieron gran éxito de público en su época y que ahora regresan a nuestros escenarios «en espíritu», en un caso, y puestas en escena de forma fidedigna, en otro.

Esta última opción ha sido la adoptada por el director navarro Ignacio Aranaz, responsable de la versión de «Las tres hermanas», que se estrena esta misma noche el Teatro Gayarre. Una obra «inmensa, muy actual y muy coral», en palabras del propio Aranaz, que se suma a otros clásicos puestos en escena por la Fundación Gayarre, como «La casa de Bernarda Alba», de García Lorca, o la zarzuela «Katiuska», de Sorozabal. En esta ocasión, y debido a la participación del Centro Dramático de Aragón, el montaje se presenta como una especie de coproducción «navarro-aragonesa» y que se concreta, por un lado, en la presencia en el reparto de actores de ambas zonas y, por otro, en una gira que incluye, de momento, únicamente teatros navarros y aragoneses, así como uno asturiano. Dos excelentes actrices navarras, Maiken Beitia y Marta Juániz, encabezan un amplio reparto compuesto por doce intérpretes. Junto a la madrileña Raquel Ortega, quien encarna a la menor, dan vida a las tres hermanas Prozorov, hijas de un general fallecido que vegetan en un pueblo perdido de provincias. Su único deseo es volver a Moscú, símbolo para ellas del amor y de la mundanidad. La llegada de un regimiento militar les hace albergar esperanzas, pero es sólo un espejismo, ya que los oficiales acaban por marcharse. Como dice Maiken Beitia, la obra «no se entiende si no te tiras a la piscina desde el punto de vista emocional». En esta producción destaca también la escenografía de Tomas Muñoz, quien ha ideado el espectacular escenario con un techo formado por muebles, que suben y bajan en función de las necesidades de cada escena.

Ficha

«Las tres hermanas»: Estreno hoy, a las 20.00 h., en el Teatro Gayarre (Iruñea). Hasta el sábado.

Entradas: 6/12/16 euros.

«After Play»: Mañana y el sábado, en el Teatro Principal (Gasteiz). 20.30 h. 11/16/23 euros.

Domingo, en Amaia K.Z. (Irun). 20.30 h. Precio: 12,30 euros.

Dos personajes en un café comen, duermen, fuman, dicen banalidades y se destruyen

Decía Chéjov que «los hombres comen, duermen, fuman y dicen banalidades y, sin embargo, se destruyen». La lúcida frase explica su visión naturalista, irónica y bastante pesimista del teatro y de la vida. Brian Friel, irlandés de Belfast, es un conocedor profundo de la obra de Anton Chéjov y, en «After Play», propone un juego: el reencuentro veinte años después de dos de los personajes más chejovianos -Sonia, una de las sobrinas del tío Vania, y Andrei, el hermano menor de las hermanas Prozorov-. Los reúne en una cafetería, en el limbo de los personajes literarios. Quienes comen y se destruyen sobre el escenario son dos grandes actores: una Blanca Portillo («7 vidas» y «Volver») y un Helio Pedregal en estado de gracia. A.E.

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