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Gloria Rekarte Ex presa política

Fuero y libertad. Navarra no es negociable

Navarra no está en venta. Mentira también. UPN y CDN respondieron al toque de corneta del PP y volvieron a venderla, y barata, a los intereses del nacionalismo español

Mentira, cretinos. Navarra es negociable y está ne-gociada. Quienes piensan y defienden lo contrario llegan 25 años tarde. Los que ahora ha cumplido y celebrado el Amejoramiento que la entonces Diputación Foral negoció largamente con representantes del Gobierno español, de espaldas siempre a los navarros, hasta que el pobre contenido del que se le dotó fue del gusto del Gobierno central.

De los restos nos quedaron los residuos. Fuero y libertad. O sea, que todavía nos queda uno, qué suerte. A ver si va a ser el de la Hacienda Foral con competencia para administrar los impuestos recaudados. Y de ahí lo de pagar con ellos una manifestación del PP-UPN en defensa de lo que Madrid ha dispuesto que es «identidad navarra».

En cuanto a la libertad incluida en el lema, por mucha atención que puse, ni leí por ningún sitio ni escuché por ninguna parte a los convocantes exigir que nos la devuelvan. Y menos aún, mucho menos aún, que la libertad que reclamaban sea la que nos garantice a nosotros, los navarros y navarras, que podremos decidir.

Los fueros son libertades. Garantías, derechos. Mecanismos con los que el pueblo se garantiza su derecho a decidir y el ejercicio de su soberanía. Y nada de eso figuraba en la pancarta ni en las mentes ni en los objetivos de los impulsores de la manifestación de ayer, y está, por el contrario, bastante lejos de sus intenciones.

Navarra no está en venta. Mentira también. UPN y CDN respondieron al toque de corneta del PP y volvieron a venderla, y barata, como siempre, a los intereses del nacionalismo español, que diligentemente fletó autobuses a lo largo del Estado para dar cabida a la honda preocupación de que a Navarra la incluyan -como gustan decir- donde nunca ha dejado de estar incluida. También había navarros, me dirán. Pues sí. Lo mismo que los hubo recibiendo y presentando sus respetos al Duque de Alba cuando entró por Sakana a invadir el reino. Junto con el ofrecimiento a facilitarle la entrada, le solicitaron que les concediera las capitanías de Arraitz, Basaburua, Sakana y Larraun entre otras. Y ni siquiera las obtuvieron. Aviso para navegantes, que la historia tiene la mala costumbre de repetirse.

La libertad de Navarra, el Fuero de Navarra, la identidad de Navarra y hasta «el sentimiento vasco» de los navarros, conmovedora aportación de última hora de Miguel Sanz a la causa, nos vienen dictados, en forma, en fondo y en medida, desde Madrid. Y aún se obstinan en hacernos creer que seiscientos años de imposiciones desde fuera y de un servilismo de férrea implantación desde dentro es motivo de orgullo. «La Navarra de siempre» la llamaban ayer. Tan de siempre que se reflejaba del mejor de los modos posibles en los autobuses venidos de Cantabria, Aragón, Asturias, Madrid... en Mariano Rajoy, Acebes, Zaplana, Margarita Agirre, María San Gil y los clones de Ynestrillas. No vinieron a reclamar nada para Navarra, sino a reclamar que Navarra es suya. Y eso, nunca.

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