Asistí con rabia e impotencia a la detención, por parte de la Guardia Civil, de Joseba, Lorea, Juan Carlos, Endika, Iñigo, Arkaitz e Itziar. Rabia e impotencia que se tornaron en indignación horas después, cuando, acompañando al impresionante despliegue policial, las cámaras y reporteros de radio y televisión comenzaron a arremolinarse ante mi domicilio.

Entre todos, merece una especial mención el trabajo (por calificarlo de algún modo) de los trabajadores de ETB que cubrieron la noticia. Ya no me extraño ante la sesgada, interesada y repugnante forma de informar de vuestros medios sobre cualquier tema relacionado con el conflicto político que, muy a pesar de todos, perdura en Euskal Herria. Despersonalizándolo por completo, olvidando que detrás de cada dato, cada nombre y cada estadística se encuentran personas y familias que sufren. Seres queridos que van más allá de los bandos y los colores partidistas.

Por todo ello, quiero dar las gracias a Jaime Otamendi, director de informativos de ETB, a Iñigo Herce, jefe de Política de la misma cadena, a Marian Etxeberria, encargada de Gaur Egun y Teleberri, y a la presunta periodista Laida Basurto, por ponernos a mí y a mis dos hijos en el punto de mira de cuatro estúpidos que se han dedicado a destrozar nuestro buzón, después de que vuestras cámaras lo enseñaran a todo el mundo. Gracias por buscar una exclusiva donde no la había, emitiendo imágenes de nuestra vivienda y ofreciendo nuestros nombres, el de Iñaki y el mío, a la audiencia.

No deja de ser curioso que la única cadena de televisión que ha emitido imágenes de nuestro buzón, portal, e incluso de la puerta del piso, haya sido la que se jacta de ser la televisión de todos los vascos. ¿Acaso eran necesarias esas imágenes? ¿Qué habéis conseguido, además de criminalizar a mi pareja y a mí? ¿Dónde habéis dejado el rigor informativo del que tantas veces habéis presumido? Contrastar la información, derecho a la intimidad... ¿os suena de algo? En esa vivienda de la calle Etxaburua de Berriozar vive gente, pero nunca lo ha hecho Joseba Lerín. Aunque... qué más os da a vosotros. El daño ya está hecho.