El tercero también iba a respaldar el pacto según informaron los promotores de la iniciativa, pero no acudió. El socio fundador del Foro Ermua y alcalde del municipio vizcaino, Carlos Totorika, también apoyó la demanda popular, aunque dijo hacerlo «con mucho disgusto» y empleando un discurso lleno de tintes electoralistas.

Con más de 3.500 firmas de ermuarras que exigían al Foro Ermua que no emplee más el nombre de la localidad encima de la mesa, todas las formaciones políticas representadas en el Consistorio, a excepción de dos de los tres ediles del PP presentes, apoyaron ayer la iniciativa. Reniegan así del embrión creado en el mismo lugar hace diez años, en el contexto de la muerte del edil del PP Miguel Angel Blanco a manos de ETA.

Con los nueve votos a favor del PSOE, tres del PNV, uno de EB-Berdeak y otro del concejal del PP Francisco Rey -que inmediatamente después de la votación fue expulsado de militancia, aunque el mismo Rey ya había entregado el carné del PP hace diez días-, la demanda vecinal pasa a convertirse ahora en exigencia municipal del más alto rango.

Con la presencia de la rojigualda y uno de los galardones que suele entregar el colectivo que sería denigrado por la corporación municipal, la mayoría del Pleno apoyó sin fisuras la demanda haciéndose eco de la sensibilidad de la localidad, tal y como señalaron los impulsores de la iniciativa vecinal, que valoraron de forma positiva el posicionamiento del Ayuntamiento.

«Sólo nos conocen por eso»

Como ejemplo del hastío generalizado, el edil de EB-Berdeak puso como ejemplo que el día anterior el municipio contó con la presencia del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, pero que ningún medio se hizo eco de su visita, y que, en cambio, todos los actos del Foro Ermua son recogidos a bombo y platillo.

«Queremos que a los ermuarras se nos conozca por cosas positivas y que, en definitiva, no se nos utilice, porque salimos de aquí y sólo nos conocen por eso», espetó el edil de EB al colectivo.

«No necesitamos permiso»

Los representantes del PNV no se explayaron demasiado en sus explicaciones y se limitaron a mostraron su adhesión a la iniciativa, en calidad de ediles y «como firmantes».

Llegó el turno para el portavoz del PP. Esta vez no recurrió a su agresivo tono habitual, pero sí dio lectura a un texto repleto de términos grandilocuentes como «el carácter inhumano de ETA», «la firmeza del Estado de Derecho», «la sociedad española dijo `no' al chantaje de ETA», o «Foro Ermua significa un mensaje de democracia y regeneración para la convivencia».

Los semblantes serios y hoscos de los representantes del PP denotaban la falta de armonía entre los suyos, y acto seguido todas las miradas se fijaron sobre uno de los principales resortes e impulsores del colectivo ahora denigrado Foro Ermua: el alcalde del PSOE de la localidad, Carlos Totorika.

El primer edil de Ermua se centró directamente en «el estilo de unidad» que se planteó en la localidad tras la muerte de Blanco en julio de 1997; un estilo que, a su juicio, «dio importantísimos pasos en la lucha contra ETA y que supo honrar a las víctimas». Tampoco le faltó la vieja coletilla de «estábamos todos, salvo los de HB». Y así, se explayó durante un rato para terminar llegando al meollo del asunto: «Hoy aquella situación no sólo se ha modificado, sino que se ha roto la unidad».

Parecidos términos empleó el secretario general del PSOE en el herrialde, José Antonio Pastor, para felicitarse del acuerdo suscrito. Claro que el de ayer fue además el último pleno de la actual legislatura, a la espera de los comicios electorales de mayo. Para que todo no resultara tan descarado, el alcalde finalizó su intervención mostrando su solidaridad hacia el miembro de Foro Ermua Antonio Aguirre «por el ataque inadmisible que sufrió», a la altura de sus genitales, ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

Los promotores de la iniciativa se mostraron contentos por el acuerdo suscrito, a expensas de que el colectivo criticado «respete» la decisión de los ermuarras y retire su nombre. Pero el Foro Ermua no está por la labor: replicó enseguida que no tiene que pedir permiso a nadie.