El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, selló ayer su victoria en la crisis de los rehenes británicos. El mandatario anunció la liberación de los militares, invocando razones humanitarias, pero trasladando al tiempo un mensaje claro a Occidente y en particular a las potencias nucleares que amenazan al país asiático en razón de su programa nuclear. El anuncio, sobre el que se rumoreaba en las últimas horas, favorece de rebote a Tony Blair, quien se despide del 10 de Downing Street con dos victorias diplomáticas: el acuerdo de gobierno compartido en Irlanda del Norte y la solución pacífica a la crisis de los infantes de marina capturados en Chat-el-Arab.

En el primer caso se trata de un avance histórico en el largo proceso hacia la emancipación de Irlanda. Nada comparable, por tanto, con la captura de quince marineros en las lejanas aguas del Golfo Pérsico. Sin embargo, del mismo modo que Blair ha exhibido grandes habilidades como propagandista al atribuirse el éxito de la fotografía Paisley-Adams ocultando de paso las responsabilidades de su país en el conflicto irlandés, al magnificar el contencioso abierto hace trece días con Irán Blair se ha asegurado de que, una vez resuelto el mismo, el Gobierno británico pueda mostrar ante la opinión pública su valía para desactivar una «grave crisis de rehenes» provocada por el «enemigo islamista».

Pero si Blair no dudará en apuntarse el tanto tratando de mejorar su cuestionado legado político, quien ha ganado con esta minicrisis es, sin duda, el Gobierno de Teherán, que ha utilizado la disputa para mostrar al mundo -empleando la televisión, como Occidente, para la propaganda- que la presencia de las tropas británicas, ya en aguas iraníes, ya ocupando el vecino Irak, es un ataque a la soberanía de terceros países. Al tiempo, Teherán refuerza netamente su posición en la crisis de verdad, la relativa a su programa nuclear, en la que postula una negociación sin condiciones previas; fórmula que, como ha dejado patente esta batalla de propaganda, da mejores resultados que la agresión bélica.