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Fede de los Ríos

Semana Santa y vicio

Días de meditación y recogimiento, días de sentarse frente al televisor a ver pasar procesiones.

Bonita la del jueves retransmitida desde Málaga por TVE. Unos caballeros legionarios portaban el Cristo de la Buena Muerte. Marciales, las camisas abiertas mostrando el pecho y remangados, desvelando artísticos tatuajes; barbilla alta y mirada al cielo. Al comentarista, tipo Matías Prat padre, unos caballeros legionarios que estaban con él le desvelaron que el marcial paso se llama «mirando a los cojones de San Pedro». Dijeron «testículos» porque se retransmitía en horario infantil. Mientras, cantaban, siguiendo a la cabra, que corría desaforada, lo de «soooy el nooo-vio de la muerte...». ¿Zoofilia?

¡Qué alegres y edificantes resultan las fiestas católicas!

El morado significa discreción, penitencia y dolor. Todos iguales, con capirote en el que únicamente asoman los ojos. Llevando en andas unas imágenes que pesan la de Dios es Cristo y, aparte de la de alguna mujer en éxtasis mirando al cielo (alguien pudiera imaginar el clímax que procura el orgasmo), el resto de imágenes, las de un individuo atado y flagelado; del mismo, con una corona de espinas que le desgarra las sienes, clavado de pies y manos a dos maderos; de una mujer, madre del anterior, llorosa con unos puñales clavados en el corazón... y otras similares . Y todo por nuestra culpa.

Por la tarde películas. De ésas de gladiadores semidesnudos y romanos con faldita, como las que ponían en el cine Carretas de Madrí, al que eran asiduos sacerdotes de paisano y alguno que otro del PP, con gafas oscuras, eso sí. Si te adormilas en el sofá, no importa. No se pierde el hilo argumental. Lo tienes grabado a fuego en la memoria. Todos los años son las mismas. Con Franco, Suárez, Calvo Sotelo, Felipe, Aznar y ahora con Zapatero.

El jueves pusieron «Ben-Hur». Desde pequeño siempre me intrigó ese acercamiento y esas miradas un tanto extrañas entre el personaje de «Ben-Hur» y el de Massala antes de la carrera de cuadrigas. ¿Y la escena en la que Jesús le da de beber con una calabaza de mango fálico, mientras al fondo se ven las piernas desnudas de un centurión romano que agita un látigo?

El viernes, «Salomé».

No se si serán mis lecturas de Freud mal digeridas o mi mente enferma, pero yo en la Semana Santa veo vicio. Mucho, mucho vicio.

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