Madrugué y vi la carrera en directo. Previamente había salido a comprar la prensa. O sea, vi ganar a Alonso con el deber cumplido. Bien desayunado y leído. Después escuché música, oí radio, vi teleberris y noticiarios y en algunos lo único importante parecía ser que había ganado el Athletic. Tengo una gran duda al ver a los rostros pálidos, a los bustos parlantes, ¿leen, saben leer, quieren leer lo que pone o simplemente escuchan a sus dioses que se les aparecen para que digan alguna chorrada con aires de trascendencia? Estoy convencido que muchos empezaron a hacer los titulares de sus noticias sin haber leído, ni siquiera los titulares, de la famosa entrevista. Cada día hay más iluminados en el terreno de la política garbancera. Empiezan a existir demasiados iluminados a pilas, con energía celular y consignas baratas que compiten en insustancialidad y mediocridad con el mundo del corazón.

Uno de ellos es alguien del que José María García, el famoso Butanito, dijo que en cualquier otra circunstancia no hubiera pasado de auxiliar administrativo. Pero claro es un jefe del PSOE y tiene la malísima costumbre de aparecer cada día del año en televisión. Y sale con un guión, con una parida, con una iluminación que contarnos. La última es que la izquierda abertzale no se va a presentar a las elecciones. ¿Lo sabe, lo desea, es el mensaje oficial, es su parida dominical o su puesta en común con Imaz? Lo reitera con tanta seguridad que uno piensa que es Pepiño Blanco el que dicta las sentencias de los tribunales y no un secretario de organización que da el perfil bajo, bajísimo. Este tipo da mucho juego a los humoristas, pero empieza a no tener la menor gracia.

Se ha compactado un mundo de irrealidad, una especie de material invisible que va cohesionado los discursos que acaban siempre en una notaría elevando a públicas las escrituras de una nueva promoción inmobiliaria. No se hace política sino que se enseñan pisos piloto. No se hace información sino que se ayuda a unificar los préstamos ideológicos. Al final gana siempre la banca. Y los iluminados van buscando velas para cualquier entierro de los cientos que se han producido con carnet por puntos.