Bidasoa se acercó ayer un poco más al precipicio del descenso tras caer ante el Almería (27-25), equipo que se encuentra situado justo en el límite que garantiza la permanencia. Los andaluces y, por lo tanto, la salvación están ahora a cuatro puntos cuando sólo restan siete jornadas para la conclusión del campeonato liguero.

El panorama no es nada halagüeño para los irundarras, que no tienen el mejor calendario por delante. Únicamente jugarán tres choques en Artaleku de aquí hasta el final y en la próxima jornada deberán rendir visita al Valladolid.

Para más inri, el rival que le precede en la clasificación, el Teka Cantabria -también en puestos de descenso-, venció en Altea (27-31) y se aleja tres puntos de los guipuzcoanos. Pintan bastos para el conjunto dirigido por Julián Ruiz, al que ya no le cuadran las cuentas realizadas antes del encuentro de ayer. Los irundarras hablaban de que con sumar ocho puntos podía ser suficiente para mantener la categoría, pero ahora puede que no lo sea al haber cedido ayer dos puntos a su rival más directo. Los rivales que le esperan a los bidasoarras no invitan a pensar que vayan a sacar más puntos de los presupuestados, por lo que el horizonte del equipo que, junto al Barcelona, lleva más partidos en la Asobal, no es nada tranquilizados

Igualdad y nueva derrota

La igualdad fue la tónica dominante hasta la recta final, en la que los locales cogieron una renta de hasta cinco goles (26-21). Almería salió en tromba y, aprovechando las dudas de su rival, se puso 4-1 por delante a los cuatro minutos. Los jugadores de Julián Ruiz reaccionaron y lograron igualar la contienda -empates a 5, 6, 7 y 8-, hasta que en los últimos minutos de la primera mitad los andaluces abrieron una pequeña brecha que les permitió retirarse a vestuarios con un 13-11 a favor.

Bidasoa logró nivelar la contienda en el arranque de la segunda mitad (15-15), pero no consiguió que los almerienses perdieran el control del choque. Eso fue al final su tumba, ya que los nervios comenzaron a aflorar y el fantasma de la derrota y del descenso volvió a planear en el banquillo del conjunto vasco, tal y como ocurriera en los desplazamientos anteriores a Logroño y Antequera.

Así las cosas, los irundarras no aguantaron la presión una vez más y se quedaron sin opciones en los últimos minutos.