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EL PROCESO DE RESOLUCIÓN, EN EL ALERO

El PNV endurece el ataque a Batasuna tras su oferta de autonomía a cuatro movimientos electorales El PSE tienta al PNV

El portavoz del PNV, Iñigo Urkullu, afirmó ayer que «quizás ha llegado el momento de decir a Batasuna: `oiga, después de 30 años, hasta aquí, encantados de habernos conocido'". Siete días antes, su presidente, Josu Jon Imaz, exigió «que no nos mareen con sus propuestas". Dos diarios daban ayer una explicación de esta ofensiva jeltzale: su negativa a aceptar la propuesta de marco democrático de la izquierda abertzale. Cuando el PSE tienta al PNV con futuros acuerdos postelectorales está abriendo un camino para después del 27 de mayo, pero está también tratando de provocar al ala más soberanista de la formación jeltzale para condicionar los resultados de este partido Tras las elecciones del 2005, el PNV asentó el principio de base de que cualquier pacto de gobernabilidad debería ir unido a un acuerdo sobre la paz y la normalización política.

Ramón SOLA | IRUÑEA

La escalada verbal abierta por el PNV contra la izquierda abertzale en las últimas semanas tuvo ayer un nuevo episodio de relevancia en la intervención del portavoz del EBB, Iñigo Urkullu, en un acto electoral en el batzoki de Gueñes. Allí declaró que «quizás haya llegado ya el momento de decir: `oiga, después de 30 años, hasta aquí, encantados de habernos conocido. Si entienden hacer la política de otra manera, allá ustedes. Nosotros entendemos hacer política sin el paraguas de nadie'».

Su discurso, dedicado casi en exclusiva a atacar a Batasuna, resultó muy similar tanto en el contenido como en el tono al utilizado una semana antes por Josu Jon Imaz, presidente del partido, durante el Aberri Eguna. «Hemos aguantado demasiado. Que se olviden de nosotros. Vamos a seguir con nues- tro proyecto y que no nos ma- reen». En esta alocución, Imaz llegó a plantear el proceso de Lizarra-Garazi y el actual como dos iniciativas en las que su partido se habría implicado «para intentar sacarles del pozo, pero no se dejan».

Filtraciones sobre un rechazo

El diario ``El País'' aportaba ayer una explicación a esta ofensiva verbal creciente. Según afirmaba el titular de la información, «Imaz rechazó una propuesta de Otegi para una consulta en Navarra y Euskadi en 2011».

Los últimos contactos entre ambas partes se ubicaban tras el atentado de Barajas. Y se asegura que tanto el PSOE como el PNV han rechazado en ellos la propuesta de la izquierda abertzale para la resolución del conflicto (enunciada en el Polideportivo Anaitasuna de Iruñea en marzo) «por considerarla `imposible e inconstitucional'». La iniciativa, como es sabido, consiste en una autonomía única para Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa con derecho a decidir.

No sólo ``El País'' daba cuenta ayer de este supuesto portazo jeltzale a la propuesta. También en ``El Diario Vasco'', en un análisis titulado «Un proceso a la deriva», se apuntaba que «la propia estrategia moderada desa- rrollada por el PNV en los últimos meses ha llevado a la izquierda abertzale a darse cuenta de su propia soledad política a la hora de precipitar una revisión del actual marco jurídico hacia la autodeterminación y la territorialidad». De modo más explícito, se apunta que la formación jeltzale no está dispuesta a asumir esa «autonomía a cuatro» ofertada por la izquierda abertzale como clave para el logro de la paz. Según ``El Diario Vasco'', el PSOE interpreta que aceptarlo iría en perjuicio de sus intereses electorales en Nafarroa, y «los nacionalistas están de acuerdo en rechazar esta pretensión que, según una fuente autorizada, consagraría la separación entre ambas comunidades por lo menos durante dos generaciones más».

«Mezquino y miserable»

Públicamente, el PNV siempre ha eludido la cuestión pendiente de responder al contenido de esta propuesta de la izquierda abertzale. Se ha limitado a emplazar a ETA para que abandone la lucha armada o a Batasuna para que tome otra posición respecto a ella. Como mucho, sus portavoces han afirmado que la propuesta de la comisión negociadora de la izquierda abertzale es equiparable al llamado Plan Ibarretxe, lo que debería derivar en su aceptación.

Ni Josu Jon Imaz aludió a esta propuesta el domingo ni Iñigo Urkullu lo hizo ayer, pero ambos sí utilizaron un discurso extremadamente crítico hacia la izquierda abertzale, en el que subyacen mensajes nítidos de ruptura.

En concreto, el portavoz del EBB dijo ayer que «si yo fuera uno de los portavoces de Batasuna y estuviera diciendo en público lo que están diciendo en relación al PNV, sabiendo lo que hemos hablado ellos y nosotros durante todos estos tiempos, no tendría cara para volver a sentarme con el PNV».

A continuación, Urkullu exigió a la izquierda abertzale «que tome las decisiones que tiene que tomar» y amenazó con que en caso contrario los demás partidos les colgarán «el cartel de cierre por cese de negocio».

Le atribuyó además una «actitud absolutamente mezquina y miserable políticamente» por preguntar al PNV cuál está siendo su aportación al proceso. «Bien sabe Batasuna qué es lo que hemos hecho», apuntó Urkullu. Y rechazó que «hablen de que se habrá roto el proceso si no están en las elecciones. ¿Es que no se rompió el 30 de diciembre?».

Ibarretxe y la consulta

En este contexto, en los últimos días Juan José Ibarretxe ha vuelto a poner sobre la mesa la opción de realizar una consulta en esta legislatura en torno a su plan, cuestión que reaparece periódicamente pero que nunca se acaba de concretar.

El jefe de gobierno de Lakua vuelve a formular su idea como una respuesta al bloqueo del proceso. Así lo hizo también, de forma más o menos explícita, cuando el Congreso vetó el acceso a trámite del plan (finalmente Ibarretxe se limitó a adelantar las elecciones) y también en vísperas del inicio del alto el fuego de ETA, con la aparente intención de tratar de acelerar ese movimiento.

Ibarretxe insistía ayer en ``El Diario Vasco'' en que «haga lo que haga ETA, daré la palabra al pueblo en esta legislatura». El líder del PSE, Patxi López, le replicó que su propuesta «está cada vez más desfasada. Es tiempo de sumar, no de dividir».

ANÁLISIS | MOVIMIENTOS ELECTORALES

EL PSE TIENTA AL PNV

Iñaki IRIONDO

El presidente del Senado y secretario político del PSE, Javier Rojo, volvió a poner sobre la mesa, el miércoles pasado, la conveniencia de un acuerdo entre su partido y el PNV para «vertebrar la sociedad vasca». No es la primera vez que hace propuestas de este tipo para volver a los tiempos en que PNV y PSE compartían responsabilidades de gobierno en todo el ámbito institucional y que él mismo conoció muy de cerca. Pero da la impresión de que, en esta ocasión, sus reflexiones van calando en el seno del PSE, según se destaca en ámbitos cercanos a este partido. Además, al día siguiente de que hablara Rojo, un hombre muy próximo a él, el secretario general del grupo parlamentario del PSE, Oscar Rodríguez, incidía en la apuesta de su partido «por el entendimiento entre abertzales y autonomistas, las dos almas de Euskadi».

Los llamamientos del PSE obedecen a una doble intencionalidad. Por un lado, echando un vistazo al arco político, en estos momentos el PNV es el único partido con el que la formación de Patxi López podría contar para lograr acuerdos institucionales de cierto alcance. Hace ahora cuatro años, PSE y PP intercambiaron favores en diversos ayuntamientos y en la Diputación de Araba pero, hoy por hoy, esto es imposible dado el enfrentamiento abierto y virulento -incluyendo querellas y duras acusaciones mediáticas- existente entre ambos partidos. Por lo tanto, salvo en casos muy concretos donde pudiera darse alguna colaboración extraordinaria con EB-Aralar, lo cierto es que el PNV es el único amigo con el que puede contar el PSE para mayorías institucionales.

Pero las declaraciones de afecto del PSE -que incluyen sonoros piropos a Josu Jon Imaz- tienen también una segunda intención oculta. Pretenden incitar a los sectores más soberanistas del PNV a pronunciarse y decantarse. Entienden que una radicalización del mensaje podría restar apoyos a los jeltzales, sobre todo en herrialdes como Araba, lo que al final podría beneficiar la posición electoral del PSE, bien porque superara al PNV o bien porque una menor distancia entre ambos pudiera ayudarle a negociar de tú a tú y no desde una posición de subordinación.

De momento el PNV se deja querer sin comprometerse con nadie ni cerrar ninguna puerta, aunque sí existen acentos diferentes según quién se pronuncie. Por ejemplo, el pasado domingo, en una entrevista, Imaz declaraba que «en nuestra trayectoria me parece muy sabia la fórmula de pactos políticos del año 1998. Ese año gobernábamos con el PSE y EA en el Gobierno Vasco, con UA en el Ayuntamiento de Gasteiz, con el PSE y EB en el de Bilbao, manteníamos un acuerdo de estabilidad con el PP en Madrid y firmábamos el pacto de Lizarra con HB. Todo el mismo año. Es, posiblemente, la mejor visualización de lo que es la fragmentación del mapa político del país, que obliga a una política de pactos que ha de llevarse a cabo mirando siempre el mejor interés de los ciudadanos y con voluntad de sacar adelante proyectos estratégicos. Es lo que mejor refleja la centralidad del PNV».

Ese mismo día, en otro diario, el candidato jeltzale a diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, parecía fijarse más en los principios que en las matemáticas aunque -es necesario insistir en ello- dejando siempre todas las posibilidades abiertas. Olano apostaba por la reedición del tripartito de Lakua, aunque sin oponerse a ningún otro pacto, incluido uno con el PSE. «Lo que sí vamos a hacer -aseguraba- es intentar llegar a acuerdos de fondo. No es coherente llegar a acuerdos de gobierno sin acordar planteamientos políticos generales».

En el 2005 el PNV estableció un principio de base en el que coincidieron tanto el presidente del EBB, Josu Jon Imaz, como el entonces candidato a lehendakari, Juan José Ibarretxe, y que se concretaba en que -como señalaba ahora Markel Olano- cualquier acuerdo de gobernabilidad debería ir unido a un acuerdo sobre el proceso de paz y normalización política.

Queda por ver cuál es la vigencia de ese principio a día de hoy. Porque bien podría ser que se circunscribiera a la posibilidad de lograr un pacto de Gobierno en la CAV o también podría darse el caso de que el EBB considerase que PNV y PSOE comparten un acuerdo suficiente sobre paz y normalización política.

En los movimientos que se den en el tablero de los pactos institucionales queda también por ver si el PNV diseñará una estrategia común para el conjunto de Hegoalde. Fuera cual fuera el resultado final, podría ser interesante que las negociaciones se desarrollaran con una estrategia de país.

De momento, lo que ha podido comprobarse en el día a día es que el PSE se ha convertido en el socio preferente del PNV -y por extensión del tripartito- para la gobernabilidad en Lakua. Y los jeltzales no han tenido reparo alguno en acordar el impuesto de sociedades con el PP incluso a costa de desairar a sus propios socios de EA.

IBARRETXE

Relanza su idea de hacer una consulta sobre su plan en esta legislatura, que sitúa también como forma de rechazo a ETA.

EGIBAR

Habló ayer en Orio de «plantar cara a los estados para el reconocimiento de un pueblo vasco con derecho a decidir».

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