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PARíS-ROUBAIX El corredor de CSC llegó en solitario al Velódromo

O'Grady iza la bandera australiana en Roubaix

El corredor del CSC logró el primer triunfo para su país en la 105ª edición del Infierno del Norte

Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR

La París-Roubaix coronó ayer a un nuevo rey. Australiano, por primera vez en su centenaria historia. Stuart O'Grady (CSC) se adjudicó la 105ª edición del Infierno del Norte, en una carrera un tanto atípica, tanto por la climatología como por el desarrollo de la prueba.

No hubo barro esta vez, aunque sí calor y mucho polvo. Toneladas de polvo que, quién sabe, quizá le recordaron el desierto de su Australia natal a un Stuart O'Grady que recorrió en cabeza de la prueba muchos kilómetros, aunque sólo los 25 últimos en solitario.

Apenas hizo falta una treintena para que la carrera se rompiese. Otros tantos corredores saltaban del pelotón. Entre ellos, representantes de los grandes favoritos, que empezaban a mover piezas: el propio O'Grady junto a otros dos compañeros de CSC, que partía como el vencedor del año pasado, Fabian Cancellara, como principal candidato; Tossato y Van Impe, que abrían camino para Tom Boonen (Quick Step)... Y así, hasta completar una fuga de 34 corredores, entre los que también se encontraba Ibai Iriondo (Euskaltel-Euskadi).

Lo cierto es que, la presencia de hombres de calidad y lo numeroso de la escapada comenzó a convertir a la treintena de valientes en una seria opción, más aún cuando los minutos empezaron a caer de su lado. Pero el pavés empezó a jugar malas pasadas, en cabeza y también en el pelotón de favoritos.

Arenberg no fue tan decisivo como de costumbre -parecía no haber manera de romper la carrera-, pero sí la suma de los casi 53 kilómetros de pavés. El grupo de cabeza perdía unidades -incluído el propio Stuart O'Grady, víctima de un pinchazo- y otro tanto sucedía por detrás, con pinchazos para Cancellara, un Alessandro Ballan con las fuerzas justas y un Tom Boonen con muchas ganas pero sin apenas ayuda, y cuyo único consuelo en la línea de meta fue cruzarla como el mejor de entre los favoritos, concretamente en la sexta plaza.

Remontada

Así que la carrera acabó decidiéndose prácticamente entre los que habían fugado en los primeros kilómetros, con incorporaciones importantes como la de, sobre todo, Juan Antonio Flecha (Rabobank) que, sin embargo, acabó volviendo a quedarse con la miel en los labios.

Y es que Stuart O'Grady estaba decidido a coronarse en el velódromo de Roubaix. Así que, descolgado tras su pinchazo, empezó a recuperar posiciones, hasta unirse al grupo cabecero, cuando restaban unos 35 kilómetros para el final. Y debió llegar con carrerilla, porque apenas aguantó otros diez junto a sus compañeros antes de saltar en busca de la gloria. Lo hizo con ganas y no tardó en alcanzar el minuto de ventaja que le permitió afrontar, con relativa tranquilidad, los últimos kilómetros hasta darse el merecido baño de masas en el mítico velódromo de Roubaix.

A poco menos de un minuto llegó el grupo de perseguidores, encabezado por Juan Antonio Flecha y, a partir de ahí, todo un goteo con los corredores que lograron sobreponerse al Infierno -ayer más que nunca, por las altas temperaturas- del Norte. Entre ellos Ibai Iriondo, presente en la fuga inicial y primer euskaldun en línea de meta.

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