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La independencia de la república de montenegro provoca el cisma de la iglesia ortodoxa Serbia

El largo conflicto latente entre las dos iglesias cristianas ortodoxas en Montenegro -la serbia, la única canónicamente reconocida, y la cismática montenegrina- se ha agravado a raíz del anuncio de esta última de que tomará por la fuerza el control de los santuarios.

El representante de la iglesia cismática, Stevo Vucinic, indicó que en estos días se decidirá sobre «los métodos para recuperar» las iglesias y monasterios en Montenegro, pero que «ni el clero ni los creyente desistirán de su objetivo, ni a precio de choques con quienes intentarán impedirlo».

A su vez, la Iglesia Ortodoxa Serbia (SPC) contestó que defenderá sus propiedades «con todos los medios permitidos» y advirtió de que «los llamamientos públicos a linchamiento y usurpación deberían atraer la atención de la Policía y la Fiscalía».

En medio de esta acalorada polémica, intervino el presidente de Montenegro, Filip Vujanovic, al indicar que el Estado no permitirá la usurpación de las propiedades legales del Arzobispado montenegrino de la SPC.

Vujanovic pidió a la iglesia montenegrina «responsabilidad hacia el Estado» a la hora de decidir los métodos de ganarse el control de los santuarios.

La minoritaria Iglesia Ortodoxa Montenegrina (CPC) fue creada en la ciudad de Ceti-nje -antigua capital del Reino independendiente de Montenegro (1910-1918)- el 31 de octubre de 1993, cuando empezaban a surgir las ideas independentistas.

Montenegro se había quedado entonces en un Estado con Serbia, después de la descomposición de Yugoslavia, tras las independencias sucesivas de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia.

La iglesia cismática no gozaba entonces de ningún apoyo de la élite política montenegrina. No obstante, siguieron los años del paulatino distanciamiento del Gobierno montenegrino que encabezaba el reformista pro occidental Milo Djukanovic respecto a la política de Belgrado, con Slobodan Milosevic al frente, que culminó con la independencia de Montenegro, una pequeña república a orillas del Adriático de tan solo 620.000 habitantes.

En esos años, en los que se reforzaban las divisiones internas entre los independentistas y los pro serbios, la clase gubernamental montenegrina no se abstenía de usar a la iglesia cismática para sus intereses.

Incluso en el año 2000, Djukanovic, entonces presidente montenegrino, llegó a felicitar la Pascua ortodoxa a ambas iglesias, lo que fue interpretado como el práctico reconocimiento oficial de la coexistencia de las dos ramas de la iglesia ortodoxa.

El actual conflicto entre las dos iglesias se agudiza mientras se lleva a cabo un debate sobre la futura Constitución del país, ahora independiente, que debería definir el estatus de las iglesias en Montenegro.

Algunos historiadores recuerdan que la Iglesia Ortodoxa Montenegrina tenía carácter de autocéfala (independiente) hasta 1920, cuando fue abolida por decreto de Aleksandar Karadjordjevic, rey de Yugoslavia, y fue integrada en la Iglesia Ortodoxa Serbia.

Los dirigentes de la iglesia cismática aseguran que la abolición de 1920 no se realizó según los cánones eclesiásticos sino por aspiraciones hegemónicas, por lo que niegan legitimidad al acto. El reino de Montenegro del monarca Nikola I y la reina Milena acababa de ser incluido dos años antes en el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que daría lugar al Reino de Yugoslavia en 1929. Este proceso se enmarca en la definición de las fronteras tras el final de la Primera Guerra Mundial, en el que los pueblos de Europa no fueron consultados. Prueba de ello es lo sucedido con Hungría, a quien en 1920 se le impuso el tratado de Trianon, que supuso la reducción a un tercio de su territorio. Vojvodina, por ejemplo pasó a formar parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos.

Por ello, desde Montenegro insisten en que su máxima autoridad es el líder espitirual montenegrino Mihailo y no el patriarca serbio Pavle. Sin embargo, el Sínodo de la Iglesia Serbia excomulgó a Mihailo y ha logrado que su iglesia cismática fuera también condenada por el Patriarcado principal ortodoxo, con sede en Estambul.

La Iglesia Ortodoxa Serbia posee en Montenegro un patrimonio de importantes santuarios y algunas de las grandes reliquias cristianas, como la mano que se atribuye a San Juan Bautista.

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