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Joseba Permach, mahaikide de Batasuna

"En los próximos meses hay que crear una marea humana para que PSOE y PNV se muevan"

El panorama que dibuja Joseba Permach sobre el actual momento no es muy alentador: habla de pérdida de confianza y de que PSOE y PNV no están por la labor de abordar «los nudos gordianos del conflicto». Sin embargo, se muestra confiado en que se pueda conformar «una gran marea humana que lleve a esas formaciones a acordar el necesario marco democrático».

Mikel JAUREGI

El dirigente independentista acusa a los partidos que lideran Zapatero e Imaz de intentar sacar adelante «un proceso técnico que no busca las verdaderas soluciones», y frente a sus críticas replica que es la izquierda abertzale quien «está poniendo toda la carne en el asador en esta oportunidad histórica».

La izquierda abertzale viene hablando de bloqueo prácticamente desde tres meses después de que ETA declarara su alto el fuego, a pesar de que ha habido distintas fases. ¿La situación actual es más grave que las anteriores?

Hay un factor que ha sido permanente en lo que llevamos de proceso, incluso antes de la declaración de tregua por parte de ETA. Desde un principio la izquierda abertzale ha entendido, como pensamos que así lo entiende la mayoría de este pueblo, que la solución definitiva al conflicto político y armado pasa por un acuerdo y una solución política, y que es eso lo que debe buscar este proceso. Y hemos podido constatar que el PNV y el PSOE se han negado a abrir ese debate político y a hincarle el diente a los nudos gordianos del conflicto: el derecho a decidir y la territorialidad. Pasados ya unos meses y cuando la izquierda abertzale ha hecho, y está haciendo, un esfuerzo importante para poner las bases para esa negociación política, constatamos la nula voluntad de esas formaciones bien para entrar al acuerdo, bien para responder a la propuesta que ha puesto sobre la mesa la izquierda abertzale, bien para abordar las raíces del conflicto.

¿Pero el actual momento es de mayor gravedad?

Sí es más grave en el sentido de que los meses pasan. Hicimos en otoño un primer intento en el que no fuimos capaces de desatar lo que son los nudos históricos del conflicto. Con posterioridad, la izquierda abertzale puso sobre la mesa la propuesta de una autonomía para cuatro territorios con derecho a decidir, y no se ha respondido a esa propuesta o se ha respondido negativamente. Luego entendemos que en estos momentos lo que se está diciendo es que no se quiere entrar al acuerdo, no se quiere entrar al debate de las soluciones políticas y se quiere, como se ha hecho durante todo este año largo, intentar sacar adelante un proceso técnico, de pacificación, que no busca entrar a los verdaderos factores y a las verdaderas soluciones. Todo ello acarrea que la situación sea peor que la que vivíamos en los pasados meses.

¿Responsabilizan más al PSOE o al PNV?

Obviamente, en tanto que está en el Gobierno español, la responsabilidad principal de lo que está ocurriendo es del PSOE; un partido que debiera ser consciente de que existe una posibilidad como no ha habido en 30 años de buscar definitivamente una solución política al conflicto. Pero no ha sido capaz de hincarle el diente al debate político y no ha sido capaz de poner una propuesta encima de la mesa para que en este país se habilite un marco democrático en el que los ciudadanos y ciudadanas puedan decidir; para acordar cuál es la articulación que necesitan los cuatro territorios que están enmarcados en el Estado español; y para conseguir que todos los proyectos políticos, desde el autonomista o estatutista que puede ser el de ellos hasta el independentista que es el nuestro, puedan llevarse a la práctica si logran la adhesión mayoritaria de la ciudadanía.

A partir de ahí, entendemos que la actitud de colaboración permanente del PNV es bochornosa. Primero, porque en los primeros meses planteó a coro con el PSOE la necesidad de retrasar hasta después del verano el debate político y la creación de la mesa. Segundo, porque tras el verano, en las reuniones bilaterales y a tres bandas que se llevaron a cabo, fue incapaz de mantener unas posiciones propias en defensa de los derechos nacionales. Y tercero, porque tanto en las reuniones como públicamente el PNV lo que hace es acompañar y, en algunas ocasiones, incluso ir más allá de las posiciones del PSOE. De hecho, en algunos momentos ha mantenido posiciones prácticamente idénticas a las del PP.

En cambio, desde esos dos partidos se emplaza a la izquierda independentista. ¿Han barajado la posibilidad de dar más pasos para intentar restarles argumentos?

Los emplazamientos de PSOE y PNV buscan poner la pelota en el tejado de la izquierda abertzale, pero saben que la izquierda abertzale está poniendo toda la carne en el asador para aprovechar esta oportunidad histórica. Ha puesto sobre la mesa un método para abrir un proceso de diálogo y negociación, presentado en Anoeta y prácticamente aceptado por el conjunto de fuerzas políticas de este país; y también una propuesta para dar contenido político a ese proceso, que a nuestro entender tiene en cuenta las diferentes realidades y sensibilidades del país, que parte de la actual realidad, que es eminentemente democrática porque deja el futuro de este país en manos de los ciudadanos y ciudadanas, y que deja las puertas abiertas para el desarrollo de todos los proyectos. A todo ello habría que sumar que, después de que en largos meses se le haya pedido que cumpliera la Ley de Partidos, la izquierda abertzale ha dado un paso en esa línea y ha cumplimentado los requisitos para legalizar una formación política.

Pero cada vez que la izquierda abertzale da un paso, que la mayoría de este país entiende como positivo, nos encontramos con el frente del «no» articulado por el PNV y por el PSOE e, incluso, con actuaciones policiales o judiciales que pretenden echar más leña al fuego.

Para la izquierda abertzale, la clave pasa por un marco democrático. ¿Qué entienden ustedes, que no hay respuesta de momento o que PSOE y PNV ya han dicho «no» a su propuesta del Anaitasuna?

A nivel público no han sido capaces de responder negativamente. ¿Por qué? Porque saben que es viable, realista y escrupulosamente democrática. No estamos planteando crear un Estado vasco; hablamos de construir un marco transitorio, una autonomía para cuatro territorios con derecho a decidir y que sean los ciudadanos y ciudadanas de Hego Euskal Herria quienes tengan la palabra final. Pero lo cierto es que cuando la izquierda abertzale ha planteado la propuesta en esas conversaciones se han puesto todo tipo de excusas, porque intentan llevar a cabo un proceso técnico y no uno con contenidos políticos. En la medida en que no se entra al debate de la propuesta, en la medida en que no se quiere cerrar un acuerdo en esa dirección y en la medida en que no se ponen sobre la mesa propuestas alternativas, están diciendo «no» a la propuesta y al acuerdo.

Pernando Barrena ha afirmado esta semana que la interlocución está muy dañada. Si no hay diálogo, ¿cómo se puede desbloquear la situación?

Lo que verdaderamente está dañada es la confianza que en algún momento pudo haber entre las formaciones políticas, ya que, a nuestro juicio, quien entraba en un proceso de estas características tenía que tener claro a qué estaba jugando y cuál debía ser el objetivo final. Cuando la organización ETA declara un alto el fuego permanente, todo el mundo entiende que, de una manera u otra, el Estado español tiene que responder de forma positiva a esa situación. Y lo tiene que hacer poniendo de su parte mecanismos de distensión, y no haciendo una apuesta represiva y negándose a entrar en el debate político. En este país todo el mundo sabe que la articulación de los territorios vascos, la necesidad de un nuevo marco y el reconocimiento de que todos los proyectos políticos pueden ser desarrollados son la clave de la solución. En ese sentido, la confianza está dañada porque pasan los meses y se mantiene la incapacidad del Partido Socialista de hincarle el diente a ese debate, poniendo todo tipo de excusas, siempre con la colaboración del PNV, que está dejando en evidencia que no tiene interés en que este proceso llegue a buen puerto.

¿Por dónde se puede avanzar?

Nosotros estamos convencidos de que, independientemente de lo que cada uno pueda decir públicamente y de que sigamos echándonos los trastos a la cabeza, la solución pasa por que las formaciones políticas de este país nos demos cuenta de que la responsabilidad principal está en nuestras manos. Lejos de mirar a lo que puedan hacer otros agentes, nos debemos dar cuenta de que en este país existe desde hace décadas, por no decir siglos, un conflicto político al que tenemos que hacer frente. Cuando presentamos la propuesta de Anoeta tampoco la aprobaron, y la izquierda abertzale y este pueblo fueron capaces de llevar a esos partidos a unos planteamientos de reconocer la validez de esa metodología. Ahora, tenemos que utilizar los próximos meses para conformar una gran marea humana que lleve definitivamente a esas formaciones políticas a acordar el necesario marco democrático.

«Usaremos el reto electoral para reivindicar el cambio político»
 
Estamos casi a las puertas de la campaña electoral. Al margen de movimientos judiciales y políticos difícilmente comprensibles, ¿cuál es la lucha de fondo que se está librando de cara a la cita del 27-M?
 
Un permanente tira y afloja entre las diferentes sensibilidades de este país sobre los objetivos finales del proceso. Es eso lo que hay también detrás de las elecciones. Hay algunos que quieren que en este país se hable permanentemente de autos judiciales, de las posibilidades legales o no de la izquierda abertzale, de gestos unilaterales... Al final y al cabo, que se hable de otras cosas y así no entrar al verdadero debate y a la obligación que tenemos de ir al acuerdo político. A partir de ahí, si además de no ser capaces de cerrar un acuerdo político en un año el conjunto de los hombres y mujeres que conformamos la izquierda abertzale nos quedamos sin una opción en estas elecciones, supondría un gran fracaso para este proceso y, obviamente, dejaría la situación al borde del desastre. Pero, independientemente de las agresiones que se están produciendo, la izquierda abertzale tiene que utilizar estas elecciones, y así lo vamos a hacer, para que decenas de miles de mujeres y hombres reivindiquen la necesidad de un proceso político, del cambio político y de un marco verdaderamente democrático. El dato de que sólo en 15 días hayamos sido capaces de recoger más de 80.000 firmas, incluso superando las de hace cuatro años, demuestra la fuerza de esas reivindicaciones y la capacidad organizativa y el apoyo popular con el que cuenta la izquierda abertzale.
 
¿Están decepcionados con la falta de respaldo de otras formaciones que se presumía más cercanas?
 
Hay formaciones políticas que, de alguna manera u otra, han compartido con nosotros durante estos meses las reflexiones de crítica a la actitud del Gobierno español y del PSOE, incluso a la posición colaboradora del PNV, y han apostado por la conformación de la mesa de partidos y por avanzar en el debate político. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a EA, IU y Aralar. Sí es cierto que en las últimas semanas hemos constatado un incremento en la defensa de sus intereses electorales en lugar de reivindicar el derecho que tenemos todas las formaciones y todas las personas de este país, todas, a presentarse y que así se celebren unas elecciones democráticas.
 
¿Cabe alguna posibilidad de que las haya?
 
A día de hoy, no tiene muy buena pinta. Pero insisto en que utilizaremos este reto electoral para hacer una apuesta en la buena dirección, para dar pasos a favor del proceso y para defender con uñas y dientes una propuesta como la del Anaitasuna, que posibilitaría superar la partición territorial y devolvería a este pueblo la capacidad para poder decidir libremente su futuro.
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