Carole Simon, Laetitia Casabianca y Pello Ruiz Huici abordan el jazz desde su experiencia musical, aportando diferentes visiones de este estilo, cuyo origen está en los cantos espirituales y de trabajo de los esclavos negros.

Así, Carole Simon, con una formación más variada, que recorre la danza clásica, el flamenco y el baile, y cuya carrera como cantante empezó en clubes de jazz de la región de Aquitania, trabaja con los alumnos sin partituras, oralmente, de la misma manera en que el jazz irrumpió en Estados Unidos. Para esta profesora de técnica vocal de jazz, soul y gospel, «el conocimiento de las raíces es fundamental para entender esta música, para saber hacia dónde se va. En este taller trabajo sobre todo de forma oral, aunque en el resultado final el público no sabrá distinguir qué es lo que se ha trabajado sobre una base de partituras y qué simplemente a través de la transmisión oral».

El jazz, en principio, no es una música pensada precisamente para la polifonía. Se construye sobre la base de un bajo, una batería y un teclado, que acompañan a un instrumento o una voz que hacen los solos. Se traza el tema y sobre él se establecen turnos en los que cada intérprete hace sus variaciones e improvisaciones. El jazz coral llegó a través de la recuperación de las melodías de las Big Bands, pero transcritas para voces. «Aunque el origen del jazz es oral, la escritura no deja de ser necesaria. Charlie Parker decía que el jazz debía escribirse para que no muriese», apunta Simon.

Distintos estilos

Precisamente éste es el método de trabajo que Laetitia Casabianca ha escogido para este taller, una técnica basada más bien en la escritura. «En la música moderna -comenta- han existido dos grupos que han trasladado el jazz a polifonía: Manhattan Transfer, en Estados Unidos, y los Double Six, en Francia». Una de las obras que Casabianca ha escogido para trabajar en este taller es precisamente ``Stolen Moments'', de Oliver Nelson, un ejemplo perfecto de este traslado de la melodía de los instrumentos a las distintas cuerdas de un coro. «Es una obra perfecta para mostrar la relación entre polifonía y jazz, ya que, además, incluye una parrilla de blues que da pie a distintas variaciones en cada una de las cuerdas».

En este taller, el punto intermedio lo aporta el director de Coral Barañain, Pello Ruiz Huici, que agrega el toque latino con dos obras de la música popular brasileña que combinan jazz y tradición latina, además de un arreglo de un clásico como East of the Sun, con cierto sabor autóctono, gracias a la creatividad del vecino de Barañain Andoni Arcilla. De esta forma, el ritmo clásico del jazz, el swing, adquiere acento de bossa nova y samba.

A la vez que los participantes en el curso aprenden obras variadas que abarcan diferentes estilos musicales como el jazz, el gospel o el blues, adquieren nuevos recursos y métodos de trabajo con los que armarse a la hora de abordar la dirección de un coro en estos casos.

Paz Telleria y Miguel Ángel Regis son dos profesores de música que, además, trabajan con niños. Su interés por participar en este taller venía sobre todo de su inquietud personal y también de la posibilidad de explorar el trabajo de jazz con sus pupilos. Ambos coinciden en el elevado nivel de lo que se trata en este curso, pensando en sus alumnos, pero tienen claro que «no se puede desechar lo novedoso y que sería interesante para próximas ediciones incluir un repertorio que pudiera trabajarse con niños».

Vicent Ros, valenciano, director de varios coros de niños con edades comprendidas entre 3 y 6 años y 7 y 12 años, venía buscando ideas para trabajar la improvisación y nuevos ejercicios con los niños. «La organización ha buscado un punto adecuado para que tanto los que saben mucho de música como los más profanos encuentren su sitio», destaca.

El balance que hace la Coral Barañain del curso es muy positivo y tiene intención de repetir la experiencia. De momento ofrecerán los resultados de estas jornadas de trabajo en un concierto hoy en el ambigú del Auditorio Barañain a la 13.00.